Desafíos para la industria del hidrógeno verde en Chile
Hoy los principales desafíos no son económicos, técnicos ni medioambientales, si no que sociopolíticos. Por ello, el trabajo con las comunidades y la participación ciudadana desde las etapas iniciales del proyecto, considerando que esta participación es vinculante y permita mejorar las variables claves, facilitará cumplir el ambicioso plan de la estrategia nacional.
Lorenzo Reyes-Bozo es Decano de la Facultad de Ingeniería Universidad Autónoma de Chile
A nivel mundial, en el contexto de la crisis climática actual y las estrategias de reactivación económica que intentan implementar en distintos países, se ha posicionado al hidrógeno verde y sus derivados, como actores claves para la descarbonización y el desarrollo de una industria más responsable con su entorno. Distintos estudios internacionales posicionan a Chile como un actor clave en la industria del H2V, pues nuestro país cuenta con fuentes de energía renovables -en cantidad y calidad suficientes- para desarrollar la nueva economía del hidrógeno.
La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde plantea el desarrollo de -al menos- dos hubs tecnológicos asociados a la producción de H2V, el primero en la zona norte del país basado en tecnologías solares y, el segundo, en el extremo sur, sustentando la producción de energía renovable a partir de fuentes eólicas. Actualmente, hay distintas iniciativas para producir, almacenar y distribuir este combustible y sus derivados, pues las aplicaciones de este vector energético tienen potencialidad para dar respuesta a distintos desafíos de la industria. En este sentido, ¿cuáles serán los desafíos de corto plazo que deberá enfrentar la nueva industria del H2V?
Para dar cuenta de los principales hitos de la estrategia nacional de H2V, que propone contar con 5 GW de electrólisis al 2025 y 25 GW al 2030, es necesario fortalecer la institucionalidad para contar con reglas claras y atraer las inversiones necesarias. Se deben establecer buenas prácticas para la tramitación ambiental, como ha ocurrido en Europa para este tipo de proyectos, en donde los tiempos de obtención de los permisos ambientales ha bajado de los 2,5 años a 8 meses en promedio. La capacitación al regulador se hace necesaria respecto de proyectos de H2V, así como, la formación de capital humano y avanzar en una cultura del hidrógeno. Otros desafíos, son contar con regulaciones y estándares para la nueva industria, considerando los procesos de certificación para el H2V producido; y abordar la planificación territorial, el uso de suelo e infraestructura, que permita un uso adecuado de los servicios ecosistémicos en cada zona geográfica en donde se instalen este tipo de proyectos. Minimizar los impactos ambientales y garantizar la protección de los ecosistemas terrestres y acuáticos, será una norma básica para la industria del H2V.
Hoy los principales desafíos no son económicos, técnicos ni medioambientales, si no que sociopolíticos. Por ello, el trabajo con las comunidades y la participación ciudadana desde las etapas iniciales del proyecto, considerando que esta participación es vinculante y permita mejorar las variables claves, facilitará cumplir el ambicioso plan de la estrategia nacional. Este sueño país, será posible con el compromiso del Estado, sector industrial, universidades y centros de investigación y la sociedad en su conjunto.