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17 de Agosto de 2023

Mejorar las pensiones o mejorar los sueldos ¿Qué hacemos primero?

El actual debate político de pensiones está en definir el destino de un aumento de la cotización de un 6%, con cargo al empleador, y con ello, desde mi punto de vista, aumentando los costos de contratación.

Por José Navarrete Oyarce
Si bien hay muchos actores políticos que se centran en la desigualdad como el origen de los problemas, desde un punto de vista más técnico, la desigualdad deja de ser problema si se disminuye la pobreza, por tanto, el foco debe ir en ese sentido, tal y como lo han hecho los países europeos que tanto admiramos desde acá. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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José Navarrete Oyarce

José Navarrete Oyarce es director Magíster en Tributación. Director Ingeniería en Administración de Empresas, Universidad Andrés Bello, Concepción

Recientemente, el INE ha dado a conocer los resultados de la Encuesta Suplementaria de Ingresos, ESI, 2022, referida al último trimestre del ese año. En ella, se puede apreciar que el ingreso promedio es de alrededor de 757 mil pesos mensuales, siendo la mediana del ingreso, de alrededor de 502 mil pesos. Esto significa, que la mitad de la población tiene ingresos iguales o menores a ese monto.

Dado los altos costos de vida en Chile, con una inflación histórica, qué duda cabe que los 502 mil pesos que percibe la mitad de los trabajadores es insuficiente para poder subsistir. Sin embargo, el objetivo de esta columna es relacionar estas cifras con otro de los grandes problemas que nos aquejan como sociedad: las pensiones.

El monto de una pensión, bajo nuestro actual sistema de AFP, es función principalmente de tres grandes variables: el ahorro realizado, la cantidad de años ahorrados y la rentabilidad de los fondos. Respecto al primer elemento, el ahorro realizado, este depende fundamentalmente del ingreso que se perciba durante los años de trabajo. Lamentablemente, tal y como indican los resultados dados a conocer por el INE, es imposible tener buenas pensiones si no se tienen buenos sueldos. Por otro lado, respecto a los años de ahorro, según datos de la Superintendencia de Pensiones, tan solo el 23% de los trabajadores cotizaron por 35 años o más, vale decir, un poco más de tres cuartos de la población cotizó por un tiempo tal que no financia una pensión suficiente. En la misma línea, el sistema de pensiones español, por ejemplo, que se basa en un modelo de reparto, requiere tener, como mínimo 15 años de cotizaciones para poder acceder a un pensión y 37 años para poder acceder a la pensión completa, considerando un ahorro o contribución del 28%.

El actual monto de las pensiones es solo un reflejo de la precaria situación de los ingresos que se perciben en Chile y que tiene más bien orígenes estructurales. Por una parte, el acceso a educación es vital, toda vez que el mismo estudio demostró una situación lógica y evidente: a mayor nivel educacional, mayo nivel de ingresos. En esa misma línea, la especialización juega un papel relevante a la hora de conseguir un mejor empleo, mejor remuneración y aspirar a una mejor pensión futura. Hay que tener en vista que solo el 19% de la población percibe ingresos por más de 1 millón de pesos y que un 2,4% del total, percibe ingresos por un monto superior a 3 millones.

El actual debate político de pensiones está en definir el destino de un aumento de la cotización de un 6%, con cargo al empleador, y con ello, desde mi punto de vista, aumentando los costos de contratación. En mi opinión, este aumento debe ir íntegramente a las cuentas individuales, puesto que otra manera, sería un impuesto a la contratación que tendría que ser soportado por las empresas. Sin embargo, creo que el foco también debería estar en cómo hacer más competitivo el mercado laboral, hacer crecer la economía y con ello, que los ingresos suban. Si esto se logra, gran parte del problema se podría solucionar o bien, podría ir en una senda correcta. Si bien hay muchos actores políticos que se centran en la desigualdad como el origen de los problemas, desde un punto de vista más técnico, la desigualdad deja de ser problema si se disminuye la pobreza, por tanto, el foco debe ir en ese sentido, tal y como lo han hecho los países europeos que tanto admiramos desde acá.

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