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21 de Diciembre de 2023

Las simultáneas y las ventas cortas

Las ventas cortas son más riesgosas que las ventas simultáneas porque en una venta corta, el inversor está apostando a que el precio del activo disminuirá.

Si el precio en realidad aumenta, la pérdida potencial puede ser ilimitada ya que el inversor debe comprar el activo a un precio más alto para cerrar la operación. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Christian Aste

Christian Aste es abogado

En otra columna explicamos brevemente el factoring. Ahora nos referiremos a las simultáneas y ventas cortas. Aunque ambas son estrategias que se relacionan con el mercado de valores, y son utilizadas para obtener beneficios con las variaciones de precios de los activos financieros, constatamos que presentan características diferentes.

Las simultáneas persiguen aprovechar las variaciones del mercado, comprando y vendiendo un activo financiero en un período corto de tiempo (1 o 2 días). Para ocupar esta estrategia se hace necesario que el activo (acciones) junto con ser líquido tenga alta volatilidad, es decir, registre fluctuaciones importantes en su precio. Si bien, mediante este instrumento, pueden obtenerse ganancias significativas, en corto plazo, y con bajo riesgo, incluso cuando el mercado vaya a la baja, debe ponderarse que, cada vez que se utiliza, independientemente de si se ganó o perdió, deben pagarse comisiones y si se obtuvo utilidad, pagarse además el impuesto único del 10%, incorporado por la Ley 21420. Cabe prevenir, además, que esta operatoria se recomienda solo para aquellos inversionistas que tienen un conocimiento avanzado del mercado y una buena gestión de riesgos.

Las ventas cortas en cambio son distintas porque bajo ese formato, el inversor vende acciones que no posee, apostando a que el precio de estas caerá. Por lo mismo, pide prestadas las acciones a un intermediario y las vende en el mercado, con la obligación de devolverlas en una fecha futura. Si el precio de las acciones vendidas baja, el inversor obtiene una ganancia porque las recomprará a ese menor precio y las devolverá a su dueño original. Este instrumento, que es bastante flexible porque no obliga al inversionista mantenerse como dueño por mucho tiempo, permite obtener ganancias significativas, cuando el resto de los inversionistas pierde. El inversionista debe considerar sí, que del mismo modo que en las simultáneas, por cada operación que realice, debe pagar comisiones, e impuesto si obtiene alguna utilidad.

Las ventas cortas son más riesgosas que las ventas simultáneas porque en una venta corta, el inversor está apostando a que el precio del activo disminuirá. Si el precio en realidad aumenta, la pérdida potencial puede ser ilimitada ya que el inversor debe comprar el activo a un precio más alto para cerrar la operación. Dicho de otra forma, mientras en una venta corta, el precio del activo puede subir indefinidamente, en las simultáneas, la pérdida máxima está limitada al precio de compra del activo. En las ventas cortas, el inversor debe garantizar que el activo vendido pueda ser recomprado en el futuro. Si no puede encontrar un comprador dispuesto a vender el activo, la operación puede fallar, lo que puede resultar en pérdidas. El inversionista, además, en las ventas cortas, tiene un plazo limitado para recomprar el activo antes de que tenga que devolverlo al prestamista. Esto puede generar una presión de tiempo y obligar al inversor a recomprar el activo a un precio más alto del que esperaba, lo que aumenta el riesgo de pérdidas.

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