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3 de Junio de 2024

¡Vivan las elecciones!

Pero volvamos a las elecciones municipales. Como siempre, los partidos y conglomerados se sacan los ojos entre sí para imponer sus propios candidatos. En varios casos poco importa si son idóneos al puesto por ocupar; lo que cuenta es que sean de su ideología.

Porque al fin son las comunas que componen al país; cuántas más bien manejadas, tanto mejor será Chile.
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Tomás Szasz

Tomás Szasz es filósofo

Aunque todo el mundo habla de la rendición de cuentas del presidente, hoy quisiera referirme a otro tema. (Ya se ha dicho todo y tampoco esperaba otro discurso: infantil, lleno se metidas de pata, slogans innecesarios, exageraciones – si no mentiras -; típicamente triunfalista de un perdedor. Ah, y tediosamente laaargo.)

Llegan las elecciones de alcaldes/as y hete pirueta, aparecen de la nada las platas para arreglar las calles. Pasando por Av. Brown Sur (donde vivo), Av. Simón Bolivar, Av. Echeñique y quién sabe cuántos más me topo con obras o con grandes carteles anunciando inminentes repavimentaciones. Por un lado, feliz que desaparezcan los innumerables baches en casi toda la ciudad que nos hagan caer cada rato; cansado de tener que arreglar amortiguadores y neumáticos, ser salpicado cuando llueva con la mugre que se junta en los hoyos; feliz que se le dé trabajo – aunque sea temporal – a gente necesitada. Pero por otro lado, estoy escandalizado que esto, los arreglos, solo y siempre abunden antes de las elecciones y que los actuales alcaldes y concejales recién, cinco minutos antes de vencer su mandato, se apuren a hacer su trabajo; harto de que los fondos otorgados por el ministerio aparezcan justo ahora para que la gente vote por las y los candidatas/os de su color…con un fuerte tufo político.

Un/a buen/a alcalde/sa mantiene su comuna siempre, durante todo su mandato, bien. De esa manera, cuando vienen las elecciones, los vecinos automáticamente lo/la reeligen: ¿para qué cambiar uno bueno por uno desconocido? La buena gestión apenas – o ni siquiera – necesita publicitarse, ya que estamos contentos con ella. Pasó en Ñuñoa donde desde siempre vivo: en un momento era la comuna ¡MEJOR EVALUADA DEL MUNDO! manejada por un (emblemático) alcalde que, aunque con posteriores problemas de probidad, fue reelegido varias veces porque la cosa andaba bien, se atendía a la gente y se arreglaban sus problemas.

No quiero aburrir al lector pero me veo obligado contar un ejemplo para entender a qué me refiero: dos veces – ambas registradas – denunciamos que un árbol frente a casa está por caer, que debe cortarse. Ni pelota… ¿Qué pasó? Naturalmente cayó, causándonos daños por más de dos millones de pesos que – a pesar de su promesa – la Municipalidad nunca nos devolvió y ni siquiera nos da explicaciones por qué. ¿Sería lógico que votemos por la reelección de la actual alcaldesa o a alguien que proponga su colectividad? Le agradezco que – más vale tarde que nunca – por fin arregle la calle frente a nuestra vivienda, pero no por eso la votaré. Discúlpeme, pero ¿por qué no se arregló mi calle durante más de tres años de su mandato? Tampoco se cortó el árbol. Ah: y la Muni todavía me debe la plata.

Hay otras facetas – algunas podemos llamarlas “fachas” – en los prolegómenos de votaciones, por ejemplo, las de Recoleta. El PC manda cien adherentes a Daniel Jadue al presentarse éste en el juzgado, para presionar con sus gritos y pancartas al fiscal y al juez a desechar las cuatro causas penales por la que lo imputan. Así se “moviliza al pueblo” en defensa de un tovarish ¿o del crimen? sin mencionar que, aparte de los cargos, su comuna empeoró y se empobreció durante su mandato. El PC se las juega porque fue el imputado quien señaló mediante dedocracia al nuevo candidato, otro Jadue (aunque tienen mucho parecido, dicen que no tienen ningún parentesco, excepto el ideológico). Una condena al exalcalde no le hará ningún favor al partido para conseguir la alcaldía. Hasta un miembro comunista del Gobierno – el indomable Lagos – están en la fila de manifestantes junto al presidente de uno de los dos partidos que hoy conforman el poder. ((Carmona dixit: “…de mi parte, (estoy) como presidente del partido, (para que) nada que vaya a ser objeto de una interpretación mañosa de parte de los acusadores.” Sic. ¿Amenaza con su presencia a la justicia?)). Esto, junto a las llamadas a movilizaciones, no solo intimida sino demuestra quien tiene la batuta en el Ejecutivo. Manso favor le hace a Boric; ¿será venganza por haberle ganado al que ahora, por fin, juzgan como criminal?

Pero volvamos a las elecciones municipales. Como siempre, los partidos y conglomerados se sacan los ojos entre sí para imponer sus propios candidatos. En varios casos poco importa si son idóneos al puesto por ocupar; lo que cuenta es que sean de su ideología. Mi convicción es que un/a alcalde/sa: a) debe destinar los fondos que se asignan a la comuna para mejorar la vida de sus habitantes; b) debe elegir las decisiones, obras y reglamentos que más apunten a eso; c) debe ser imparcial, honest@ y meticulos@ en los controles pues su investidura es una que más facilidades – y atractivo – presenta a la corrupción; d) debe pelear con el gobierno de turno para que se favorezca al máximo a su comuna. Y para eso tiene que ser profesional, entusiasta e imparcial, sin importar a qué partido o ideología pertenece. Porque al fin son las comunas que componen al país; cuántas más bien manejadas, tanto mejor será Chile.

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