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11 de Julio de 2024

Estabilidad financiera, supervisión y desarrollo académico de la Educación Superior en Chile

La diversidad de IES existentes en el país requiere, para el análisis financiero de ellas, un enfoque diferenciado que tenga en cuenta las características únicas de cada institución, desde universidades hasta institutos profesionales y centros de formación técnica. Un enfoque matizado, que reconozca esas diversas dimensiones, permitiría evaluar de manera más efectiva la situación financiera y las necesidades específicas de cada entidad.

Por Víctor Salas Opazo
AGENCIA UNO/ARCHIVO
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 Víctor Salas Opazo

Víctor Salas Opazo es integrante del Observatorio de Políticas Públicas en Educación Superior OPPES-USACH

En la actualidad se observa que son múltiples las instituciones de educación superior, IES, que enfrentan serias dificultades financieras y, ha sido la Superintendencia de Educación Superior la que ha mostrado tales hechos y ha determinado, como le corresponde por ley (N°21.091), los caminos para asegurar que mantengan una salud financiera robusta. Bien sabemos que la estabilidad financiera es un pilar fundamental para el éxito de cualquier entidad, incluidas las instituciones de educación superior, que así pueden garantizar un desarrollo sostenible y el mantenimiento de altos estándares de calidad académica.

Entonces, ¿qué indicadores servirán para analizar la estabilidad financiera de una Universidad, un Instituto Profesional o un Centro de Formación Técnico Profesional?

Los índices financieros tradicionales (solvencia, liquidez, endeudamiento, eficiencia, rendimiento, rentabilidad), aplicados al estudio de las universidades estatales en 2005 informaban que, un alto porcentaje de ellas presentaban alta fragilidad financiera (Salas y Rojas, 2005). En informe reciente, la Superintendencia de Educación Superior (2023), señala que “las universidades y los institutos profesionales mantienen valores medios relativamente estables en el período 2012 a 2022, en todos los aspectos críticos”, no así los centros de formación técnica y que, además, en 2012, un 24,4% de la matrícula universitaria estaba en un perfil de riesgo financiero”, dato que bajó a 5,8% en 2023, sobre lo que se señala que “desde la entrada en vigencia de los aportes por gratuidad (2016), se observa un descenso importante de la proporción de matrícula en perfiles de riesgo”. Se reconocen así los efectos del financiamiento estatal a la ES chilena.

En materia de estabilidad financiera, se debe decir de partida que, la sola aplicación de índices financieros tradicionales a las instituciones de educación superior, IES, especialmente, a las Universidades, es limitada y no logra reconocer lo esencial de los objetivos productivos de este tipo de instituciones que, en su calidad de multiproductoras, generan conocimiento científico y tecnológico y desarrollan la creación y, a la vez, lo difunden sistemáticamente a través de la formación de profesionales y técnicos y, además, se vinculan con el medio público, social y productivo aportando sus capacidades. Es decir, con ellos no se captura por completo la diversidad y heterogeneidad que caracteriza al sector.

La variabilidad entre las instituciones de educación superior en Chile es significativa, manifestándose en múltiples aspectos que incluyen el tamaño, antigüedad, enfoques de su quehacer académico (más/menos investigación, más/menos disciplinas desarrolladas), modelos de negocio y localizaciones geográficas. Esta complejidad subraya la necesidad de un análisis más granular que pueda reflejar con precisión las realidades específicas de cada tipo de institución y defina, con esas características los umbrales de riesgo financiero que presentan.

La diversidad de IES existentes en el país requiere, para el análisis financiero de ellas, un enfoque diferenciado que tenga en cuenta las características únicas de cada institución, desde universidades hasta institutos profesionales y centros de formación técnica. Un enfoque matizado, que reconozca esas diversas dimensiones, permitiría evaluar de manera más efectiva la situación financiera y las necesidades específicas de cada entidad.

Algunas dimensiones específicas a considerar podrían ser las características de las IES, que incluyen, por ejemplo, el estatus de ser estatales o privadas, su antigüedad (históricas vs. recientes), su localización geográfica (metropolitanas vs. regionales), y la presencia de aportes estatales institucionales. Esta clasificación ayuda a entender los desafíos y recursos disponibles que pueden influir en la estabilidad financiera de las instituciones.

Otras son dimensiones y orientaciones de lo que se podría llamar el “modelo de negocios” de las IES. Lo que está referido a la orientación básica de las instituciones, es decir, si se centran principalmente en la docencia o si adoptan un modelo mixto de producción académica, que incluye en diversas combinaciones, docencia e investigación. También, considera las opciones adoptadas respecto del tamaño de la institución, de la complejidad de su oferta académica, de la especialización disciplinar y de la forma de selección estudiantil, entre otros aspectos. Comprender estas variables es crucial para analizar cómo los diferentes modelos de negocio impactan en la estabilidad financiera de cada IES.

Desde el entorno de las IES proviene un tercer tipo de dimensiones a considerar. Factores como el nivel de competencia existente en la educación superior, la tendencia de la demanda de matrícula, las variaciones en la economía, cambios en el financiamiento estatal, y los desafíos impuestos por circunstancias externas como pandemias o movimientos estudiantiles y sociales, son también relevantes. Estos elementos del entorno pueden tener impactos significativos en los ingresos, costos y, en última instancia, en la estabilidad financiera de las instituciones.

Con un modelo de monitoreo que abarque estas dimensiones y una evaluación holística, que incorpore elementos académicos y de investigación y otros objetivos de las IES, el análisis podría proporcionar una mirada más detallada y relevante para cada tipo de institución de educación superior, facilitando la identificación de áreas de riesgo y oportunidades de mejora. Un enfoque diferenciado es esencial, dado que las IES desarrollan estrategias financieras y educativas diferenciadas. Así la evaluación financiera será verdaderamente eficaz y adaptada a las necesidades específicas de cada institución, en el variado panorama de la educación superior chilena, incluyendo, además, factores externos, cambios coyunturales y decisiones de largo como las inversiones en infraestructura y equipamiento mayor de laboratorios y talleres, que según su propio perfil requiere cada una de las IES chilenas.

Luego, entendemos que la supervisión financiera de las IES chilenas, requiere modelos ampliados y diversos, capaces de capturar el sentido de desarrollo de las Universidades, los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica en sus propias especificidades y destino. También entendemos que ese es el desafío para la institucionalidad oficial en ES.

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