El fugaz “Amor” de la ministra Orellana
El caso de Isabel Amor le explotó a la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, porque guardó silencio durante cuatro días. La ex directora del Sernameg de la Región de Los Ríos, fue despedida por pérdida de confianza, sin que se precisaran las razones para esa causal.
Patricio Gajardo es analista político.
Frente a una pregunta de Carolina Urrejola en CNN, a la ex Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, sobre el despido de Isabel Amor del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), su respuesta fue contundente e histriónica: “Es impresentable. Más aún de un Gobierno que se declara feminista”, y agregó que en sus redes sociales, ella ya había argumentado “que justificar un despido por pérdida de confianza con dos días, en el ejercicio de un cargo, es creer que todos somos estúpidos”.
El caso de Isabel Amor le explotó a la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, porque guardó silencio durante cuatro días. La ex directora del Sernameg de la Región de Los Ríos, fue despedida por pérdida de confianza, sin que se precisaran las razones para esa causal.
Pero el caso apuntaba al corazón ideológico de la coalición gobernante, y más aún en el caso de un ministerio, que debe propiciar e impulsar los derechos de la mujer y de las minorías sexuales.
Isabel Amor es lesbiana, su pareja espera un hijo, y su padre fue condenado por el secuestro en 1973 de Luis Corvalán, hijo del ex secretario general del PC del mismo nombre.
Alega, además, que la condena de su padre era de público conocimiento, y había sido conversada en su oportunidad con su ex jefa, la directora del INDH, Consuelo Contreras, quien había respaldado a Amor frente a reclamaciones de familiares de detenidos desaparecidos el año 2023.
La elegida no era una persona desconocida: había sido durante algún tiempo directora ejecutiva de la Fundación Iguales, una organización dedicada a conseguir la plena inclusión de la diversidad sexual en la sociedad chilena y, con posterioridad, se desempeñó como jefa regional de Ñuble para el INDH, cargo que precedió a su postulación al Sernameg, en la que fue seleccionada por Alta Dirección Pública.
Desde un comienzo se especuló que su despido podría ser arbitrario y discriminatorio, y que más que responsabilidad por hechos propios, estaría vinculado a un fallo de la Corte Suprema, ya ejecutoriado, que condenó a su padre por violación a los derechos humanos en hechos ocurridos en 1973, diez años antes de que ella naciera.
“Obviamente no corresponde que una persona sea sancionada o sufra los efectos por las conductas de su padre, por condenable que sean estas”. Con esas palabras, el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, respondió sobre el tema. Ricardo Brodsky aduce que un despido como éste sólo se sustenta en una justicia sin perdón ni olvido, un arresto moral vengativo, que alcanza a los descendientes.
El terremoto que provocó Orellana al interior de La Moneda ha sumado una serie de presiones hacia el presidente, para qué sea éste quien la reintegre. Pero lo cierto es que Orellana no es una ministra cualquiera, por todos es sabido que pertenece al círculo de confianza del mandatario.
Como lo ha indicado en reiteradas ocasiones el ex diputado y académico Renato Garín, el presidente tiene una deuda, difícil de pagar.
En la campaña, Orellana jugó un rol clave al desactivar la denuncia de una mujer por un supuesto acoso de Boric, cuando era dirigente de la Fech. La mujer denunciante escribió en sus redes sociales que “Boric era un cerdo que me acosaba cuando trabajé con él”, justo en junio del 2021, cuando Boric competía con Jadue en las primarias.
Orellana se encargó personalmente de la situación, que la había sacado a relucir Kast en un debate de la ARCHI, cuando acusó a Boric de haber acosado a una mujer en el 2012.
Fueron las negociaciones de Orellana las que consiguieron que la mujer hiciera una declaración pública, en la que indica que tuvo una conversación con Boric, y “él me pidió disculpas por las actitudes machistas que tuvo hacia mí”. También criticó a Kast por el aprovechamiento político del caso.