La encrucijada presidencial
Ninguna intervención externa vendrá para derrocar a Maduro; solo lo podrían hacer sus propias fuerzas armadas, pero están tan corrompidas que hasta hoy nada señala su menor intención. La opresión aumentará junto al aislamiento a la semejanza de Cuba, Nicaragua o Corea del Norte.
Tomás Szasz es filósofo
Desde bastante antes de las fraudulentas elecciones venezolanas, Gabriel Boric estuvo condenando abiertamente el régimen de Maduro. Al adjudicarse éste el triunfo, las reacciones del Presidente chileno se agudizaron y se transformaron en severas condenas del oscuro proceder del dictador cuyos circenses discursos y verborragia, dirigidos en exclusiva a sus locales partidarios, sólo provocan rechazo internacional; ya ni Lula, ni Petro lo apoyan.
El Partido Comunista chileno sin embargo decidió respaldar las sangrientas, flagrantes violaciones del totalitarismo venezolano de los más mínimos derechos humanos – incluyendo el asesinato masivo de sus oponentes – declarando que sus poderes que desde hace décadas están al total servicio del régimen, son independientes y por tanto, ¡se trata de una democracia!. Absurdo, infecto y ante todo, provocativo. Se confirma una vez más que los comunistas están soñando con lo mismo en nuestro país.
Ya sabemos que la condena de las democracias no moverá al dictador de su sillón. También sabemos cuál será el trágico destino de sus opositores si no se escapan de Venezuela (“…la tumba serás de los libres, o el asilo contra la opresión” – ¿suena?); pues su resistencia y las protestas que hoy todavía pueden organizar, durarán poco. Ninguna intervención externa vendrá para derrocar a Maduro; solo lo podrían hacer sus propias fuerzas armadas, pero están tan corrompidas que hasta hoy nada señala su menor intención. La opresión aumentará junto al aislamiento a la semejanza de Cuba, Nicaragua o Corea del Norte.
No tengo mucho que agregar, solo que si Gabriel Boric ignora la provocación y no pide la renuncia de sus tres ministros comunistas, partícipes de lo manifestado por Carmona y desmintiendo al Presidente, todo lo que éste dijo se transforma en mentiras populistas. Es tiempo que se separe de sus socios traidores y se una al resto de la izquierda que censura de manera unánime la dictadura de Maduro.