Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Actualizado el 10 de Diciembre de 2024

De vuelta al siglo XX

Donald Trump inmunidad limitada estados unidos X.
Compartir
Redacción

Tomás Szasz

Filósofo.

Llegué a Argentina desde Hungría a principios de 1957 como asilado (allá se llamó “refugiado político”) después de escapar de mi país natal durante la revolución de 1956. Llegué desde una dictadura por-soviética a un país bajo el extraño régimen dictatorial, extraño ya que derrocó mediante un golpe – organizado entre políticos y militares – a otro régimen que se consideró y aún se considera en el concepto liberal como dictadura: la del “general” Perón reemplazada por el golpe dirigido por el reamente general, Lonardi.

Viví durante 30 años en el vecino país durante los cuales hubo 3 golpes y 6 presidentes militares más y crucé la Cordillera durante la última y más cruel, el de evidentemente también general, Jorge Videla. Y, hete aquí la aparente obsesión que tengo para vivir en regímenes totalitarios, opté por la de Pinochet, más larga que todos que pasé en Argentina; claro, vine por razones de corazón, como dicen en la Madre Patria. Será por esto que hoy soy un férreo defensor de la democracia, la libertad y los derechos humanos, un desesperado detractor de todo sistema que se impone a la fuerza bruta a los otros, que los priva de sus propias decisiones e ideas; detractor de la opresión, la palabra más importante del Himno chileno.

Era una época en que todos los países latinoamericanos caían en y salían de regímenes militares crueles, corruptos y genocidas: Stroessner, Banzer, Castelo Branco, Velasco, Trujillo y cuántos más -dictadores que SABÍAN que lo son, al igual que los actuales- hasta que el siglo XXI pareció amanecer en aras de sistemas democráticos, aunque con el arrastre de Cuba, que siguió bajo e yugo de los Castro, hasta que se extinguieron; pero no la dictadura, que se declara comunista, liderada hoy por Díaz Canelo.

El rebrote es con nuevos dictadores civiles, aunque el de Venezuela, Maduro, es heredero de un ex-militar, Chávez; Maduro cuya última jugada, después de simplemente desconocer su derrota electoral, es “la creación de un registro para incluir a todas las personas sobre las que exista un motivo fundado para considerar que está incursa en alguna de las acciones contrarias a los valores y derechos irrenunciables del Estado” según mencionado en este mismo medio, un instrumento para permitir y justificar la detención de cualquier persona, con o sin motivo alguno… Otro, Ortega, curiosamente transformado en tan o aún más cruel que Somoza, justo al anteriormente él derrotó. Curiosas mutaciones de enemigos declarados del totalitarismo, convertidos en – valga le redundancia – totalitarios y que, encima, agitan banderas democráticas. Quizás son aún peores que sus antecesores militares, pues subieron al poder por elecciones libres, pero logran eternizarse en su trono acallando, inhibiendo, encarcelando o directamente eliminando a sus opositores; y queriendo, ridículamente, aparecer como benefactores ante el resto del mundo, peyorando groseramente a los demócratas que los desenmascaran.

Encima, ahora aparecen otros presidentes electos en nuestro continente que parecen estar convirtiéndose en tiranos como Petro de Colombia, o Bukele de El Salvador quienes, aunque son de tendencias opuestas, se encaminan en direcciones similares: el totalitarismo. Y, si las señales no se equivocan, algo similar puede pasar en el país que se considerado por muchos como el modelo de la democracia, los Estados Unidos con Donald Trump, reelegido con una impresionante mayoría. Tengo la comprensible impresión que el gran culpable es la droga, el narco, cuyo crecimiento explosivo en las últimas décadas en grado nunca antes conocido ya está dominando a América casi entera, causa tal pánico entre la población – los electores – tanta inseguridad y migración, que prefieren una “mano dura” antes que justa y democrática con la esperanza de poder vivir más segura.

Lástima que varios de estos gobiernos elegidos por mayoría ciudadana hoy se apoyan precisamente en el narco: antes sólo lo toleraban, hoy se asocian con y se nutren de él. Ojalá Chile se quede del lado de los “buenos”; aunque ya no podrá sacudirse de encima el crimen organizado y las pandillas que están apoderándose de las comunas conquistando como soldadesca a menores de edad o dándoles el ejemplo de impunidad si cometen los delitos en grupos. Es espeluznante mirar, leer o escuchar los medios: lo que antes eran noticias sensacionalistas hoy son crónica diaria. El crimen ocupó la mayoría de las noticias.

Ojalá que las y los electores de Chile no sientan que tengan que preferir una dictadura antes de seguir en democracia por la falsa sensación o esperanza que la primera acabará con lo que más nos preocupa: poder vivir en tranquilidad.

Léenos en Google News

Temas relevantes

#Dictadura

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de Opinión