Cuidar para disfrutar

Como cada año durante el periodo estival, miles de familias disfrutan de las playas de nuestro país: un panorama ideal para las vacaciones, sobre todo si consideramos que Chile cuenta con más de 6.400 kilómetros de costa.
Sin duda, la llegada de visitantes representa una buena noticia para muchos territorios, donde el turismo es fundamental para la economía local y, por cierto, para sus comunidades. Sin embargo, junto a las postales vacacionales, se suman otras menos agradables: basura en balnearios, fiestas en santuarios de la naturaleza o ecosistemas vulnerables y el ingreso de vehículos motorizados a playas y dunas se han convertido en situaciones recurrentes durante todo el año, pero de forma mucho más intensiva en los meses de verano.
Por una parte, la basura se ha convertido en un verdadero dolor en nuestras playas. De hecho, según el muestro de residuos marinos en 32 playas de Chile durante 2020 -realizado por el programa de ciencia ciudadana “Científicos de la Basura”, de la Universidad Católica del Norte- los residuos encontrados con mayor abundancia son plásticos (34,6%), vidrios (22,4%) y colillas de cigarrillos (20%), comprobando los datos del Ministerio de Medio ambiente que aseguran que cerca del 99,9% de la basura presente en las playas proviene de los mismos visitantes.
Del mismo modo, durante las últimas semanas en diversas localidades del país se ha reportado el ingreso de vehículos motorizados a playas y otros ecosistemas costeros (como dunas o humedales), poniendo en riesgo a las personas, y dañando, muchas veces de forma irremediable, estos espacios y a la flora y fauna que en ellos habita.
Para proteger estos espacios, es fundamental educar a la población sobre la importancia de los ecosistemas costeros en nuestras vidas y el fundamental rol que cumplen en materia de esfuerzos de resiliencia climática, ya que ‘amortiguan’ el impacto de marejadas (las que serán cada vez más comunes producto de la crisis climática), protegen a las comunidades que los habitan y albergan una enorme cantidad de biodiversidad marina, siendo tremendamente relevantes para su conservación.
Del mismo modo, todo lo anteriormente señalado subraya la necesidad de generar nuevas normativas que protejan de forma más eficiente estos ecosistemas y espacios públicos y sancionen a quienes lo afecten.
Hoy en el Congreso hay dos normativas que se discuten sobre estas materias. La discusión del proyecto de ley que prohíbe el ingreso y tránsito de vehículos motorizados en ecosistemas costeros se encuentra en su segundo trámite constitucional y ha avanzando favorablemente en el Senado, donde la Comisión de Medio Ambiente, Cambio Climático y Bienes Nacionales lo aprobó, por lo que se encuentra listo para ser votado en Sala una vez que se termine el receso legislativo. De aprobarse este proyecto, finalmente las playas, dunas y toda la flora y fauna presente en estos espacios costeros podrán tener mayor protección, estableciéndose además sanciones frente al incumplimiento de la normativa.
Con un grado distinto de avance se encuentra el proyecto de ley modifica el Código Penal, para aumentar la sanción aplicable por ensuciar o provocar otros daños en playas, riberas de ríos, lagos, parques nacionales y otros lugares. Esta moción presentada en 2023 por senadores de todo el espectro político no registra avances en el Congreso desde su presentación, tras pasar a ser discutida en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento.
Independiente de la idoneidad o no de este proyecto de ley, existe evidencia de sobra para entender lo importante que es contar con un cuerpo legal que regule y norme nuestro comportamiento en espacios públicos de alto interés turístico -como balnearios y parques nacionales- y sancione las conductas que atenten contra ellos; sobre todo si entendemos que estos problemas no sólo ponen en un mayor grado de vulnerabilidad a los ecosistemas, sino que además provocan un profundo daño en las economías locales y merman la calidad de vida de los habitantes de estos territorios.
Chile es un país hermoso y con características únicas, que lo convierten en un destino tremendamente atractivo para visitantes extranjeros y locales. Necesitamos una legislación a la altura, que proteja efectivamente nuestros ecosistemas y a sus habitantes.