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¿Quién quiere ser profe hoy?

Hoy más que nunca necesitamos reencantar a los jóvenes con la docencia. Mostrarles que enseñar no es solo un trabajo, sino una forma de dejar huella. Para eso, la orientación profesional oportuna y el testimonio de docentes destacados cumplen un rol clave.

Tutores sombra pueden ser actores clave para disminuir violencia contra profesores
Tutores sombra pueden ser actores clave para disminuir violencia contra profesores

Solo el 4,6% de los estudiantes que ingresaron a la universidad este 2025 eligió una carrera de pedagogía. La cifra —recogida por Fundación por una Carrera a partir del acompañamiento a miles de jóvenes en todo Chile— no solo es preocupante: es una alerta. La educación, ese motor silencioso de movilidad social y desarrollo, está en riesgo por una crisis estructural que tiene nombre y apellido: déficit docente.

Varios factores se cruzan en esta problemática: condiciones laborales desafiantes, sobrecarga, problemas de salud mental y una orientación vocacional deficiente en muchos establecimientos. La suma de estas causas ha llevado a que las carreras del área de la educación sean vistas con distancia por las nuevas generaciones.

No ayuda, claro, que en la cultura popular abunden representaciones de la adolescencia como territorio de caos y violencia. La reciente serie británica Adolescencia, aclamada por la crítica, retrata con crudeza un contexto escolar hostil, donde los docentes carecen de autoridad y se ven sobrepasados por sus estudiantes. Aunque es ficción, refleja el sentir de muchos profesores: estar solos ante un sistema que los desgasta. Ahora, la pregunta que cabe hacerse es si realmente están solos, o si quizás no hemos logrado generar las redes y mecanismos necesarios para acompañarlos en esta tarea.

Pero no todo está perdido. En nuestro país, El Reemplazante ofreció otra cara: la del profesor que cree en sus estudiantes. La serie mostró con sensibilidad que ser profesor también es escuchar, guiar, conmoverse con las historias de vida de los alumnos y ayudar a reescribirlas. La pedagogía, en ese espejo, aparece no como una carga, sino como una oportunidad de transformar realidades.

Los datos son claros: Chile enfrenta un déficit proyectado de más de 33 mil profesores para los próximos años. Solo en educación parvularia se estima una falta de 7 mil profesionales, y en educación básica y media, otras 26 mil vacantes sin cubrir. Las cifras son aún más críticas en zonas rurales y en áreas como Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, donde la vocación docente escasea y la participación de mujeres es ínfima.

Hoy más que nunca necesitamos reencantar a los jóvenes con la docencia. Mostrarles que enseñar no es solo un trabajo, sino una forma de dejar huella. Para eso, la orientación profesional oportuna y el testimonio de docentes destacados cumplen un rol clave. Cuando un profesor le dice a un estudiante “yo creo en ti y en tus capacidades”, se abre una puerta. Y a veces, basta con eso para cambiar un destino.
Porque ser profesor no es fácil. Pero quienes eligen ese camino —quienes enseñan con pasión, guían con empatía y siembran futuro en medio de la adversidad— merecen más que nuestro reconocimiento: merecen que muchos más sigan su ejemplo.






¿Ya nunca más?

¿Ya nunca más?

Hay que entender muy poco del sentido histórico y la misión de las universidades para quitar exigencias y abrir sus puertas a todos o casi todos (como hicimos nosotros) o para atacar su necesaria autonomía e independencia (como está haciendo Trump).

{title} Felipe Bianchi