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La estrategia Bortolameolli

Nadie lo conocía en la gala del Festival de Viña. Ni a él ni a su pareja, la cantante lírica y tiktokera María Gracia Aguilera. A los que nos gusta la música, en cambio, sabíamos de él hace rato.

Nadie lo conocía en la gala del Festival de Viña. Ni a él ni a su pareja, la cantante lírica y tiktokera María Gracia Aguilera. A los que nos gusta la música, en cambio, sabíamos de él hace rato. En 2013, cuando se cumplía un siglo del estreno de La consagración de la primavera de Stravinsky, el Municipal le encargó a Paolo Bortolameolli (Santiago, 1982) dirigir esa obra que –no hay discusión en esto– es la más importante del sigo XX, con la Orquesta Filarmónica de Santiago. Era su estreno con este conjunto, que formaba parte de su ADN musical en Chile. Pero el teatro sufrió un incendio que afectó a algunas de sus dependencias y tuvieron que hacer el concierto en el Caupolicán, que, repleto, ovacionó al joven director.


Antes de eso, a Bortolameolli se le había ocurrido una de sus ideas, que, como sea, siempre le resultan. Convocó a ocho compositores y compositoras, compañeros en la prestigiosa Yale School of Music, donde él estaba terminando su máster, y les pidió que escribieran obras cortas, que se pudieran ensamblar,
como una respuesta artística, tan fresca como colectiva, a Stravinsky y su Rite of Spring –así se la conoce en inglés– que, para bien, está en la cabeza de todos los músicos. O para mal: una de esas piezas repetía el famoso compás de 11/4 del ruso, once golpes a tutti , y que coincidía, sílaba por sílaba, con esta sincera y admirada frase, gritada por toda la orquesta: “IGOR STRAVINSKY IS A SON OF A BITCH!”. Ese concierto –Rite Now!, se llamó– fue otro exitazo.

Vinieron más estudios: un Performance Diploma en el Peabody Institute, un fellowship en la Filarmónica de Los Ángeles, con la estrella venezolana de la dirección Gustavo Dudamel –inspirador de la serie Mozart in the Jungle– , y llegó a ser director asociado de ese conjunto, mientras ascendía en su carrera
internacional en América, Asia y Europa.

Cuando algunos sitios de noticias quisieron refregarle en la cara su ignorancia a los presentadores de la alfombra roja de Viña –mudos cuando Bortolameolli y Aguilera aparecieron de punta en blanco–, pecaron también de ignorantes: el googleado rápido les daba datos antiguos, pero no la noticia bomba, porque es una bomba, de que esta batuta nacional había sido elegida recién como director

titular de la Orquesta Filarmónica de Santiago. Y eso significa que grandes cosas se avecinan. Significa que Paolo se nos aparecerá a cada rato en las redes para entusiasmarnos con los conciertos que haga en el Municipal –donde siempre actúa a teatro lleno– o en los de Clásica No Convencional (CNC), en los que
interpreta música de gran calidad en escenarios improbables; o con la Sinfónica Juvenil, de la que también es titular, con la que, junto al compositor Miguel Farías, entonces director ejecutivo de la Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles, montó en 2023 el concierto más grande que se haya hecho en Chile, y que reunió a 600 músicos en el escenario y 3.500 personas de público para estrenar en este
país la Octava Sinfonía, De los mil (1906), de Gustav Mahler. Hay un documental, Veni, Creator!, de Iván Tziboulka, sobre esa hazaña.

Bortolameolli sabe que el Municipal es el escenario clásico más importante de Chile y que, por eso, comporta una enorme responsabilidad cultural: todo el resto mira y eventualmente replica lo que allí ocurre. También despierta o refuerza vocaciones, tal como ocurre con los deportistas exitosos. Entre los planes del director está atraer nuevas audiencias, con acciones concretas como la que el Gran Teatre del Liceu de Barcelona hace con el proyecto LiceUnder35, en el que se invita a los jóvenes, procurando un ambiente y precios ad-hoc. O como Dudamel, que en Los Ángeles monta conciertos con una primera parte de repertorio sinfónico y, en la segunda, la orquesta acompaña a una cantante pop. O en una oferta programática renovada que descubra clásicos poco tocados en Chile y también estrenos, incluidos los de los compositores y compositoras nacionales.

Por eso, haber estado en el Festival como jurado, haber publicado en su Instagram a Kidd Voodoo, Claudio Narea o al actor Jorge López asegurando que felices irían a las presentaciones de Paolo, está lejos de lo anecdótico: de aquí a un año, todos conoceremos y estaremos implicados en la estrategia Bortolameolli.

La buena música, una sola

Durante el confinamiento por la pandemia, Bortolameolli escribió Rubato.

Procesos musicales y una playlist personal (La Pollera, 2020 y 2021), que está dedicado a su hijo Andrea. La lista asociada a ese libro tiene 336 pistas; en total, 36 horas y media de música clásica, popular y folclórica, con lo que se quiere ilustrar una idea que es transversal en ese libro: que la buena música es una sola.

De esa lista, entresacamos estas:

  • Igor Stravinsky, La consagración de la primavera, San Francisco Symphony, Michael Tilson Thomas.
  • Johann Sebastian Bach, Variaciones Goldberg, Glenn Gould (grabación de 1956).
  • Dmitri Shostakovich, Sinfonía Nº 5, National Symphony Orchestra, Mstislav Rostropovich.
  • Pedro Humberto Allende, Tonada Nº5 de las Doce tonadas de carácter popular chileno, Óscar Gacitúa.
  • Led Zeppelin, “Heartbreaker”.

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