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9 de Enero de 2012

Destacado experto forestal: “Decir que todos los incendios son intencionales es un aprovechamiento político”

Guillermo Julio, director del Laboratorio de Incendios Forestal de la U. de Chile, advierte que sólo un 40% de los siniestros son premeditados y se aparta de la tesis del Gobierno. Además, apunta a los recursos involucrados: "Mientras las forestales tienen motosierras, la Conaf usa hachas".

Por Edison Bernal
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La muerte de 7 brigadistas en el incendio forestal de Carahue remeció al país y despertó una enérgica reacción del Gobierno. La ofensiva fue encabezada por el propio Presidente Piñera, mientras que el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter se hizo presente en la zona y anunció querellas criminales contra quienes resulten responsables, invocando la Ley Antiterrorista.

En un primer momento, Hinzpeter apuntó a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). Luego, descartó de plano la tesis que sugirieron los bomberos de la zona, que da como posible causa la producción de carbón en el sector.

Piñera, en tanto, reforzó la tesis de la intencionalidad, asegurando que el “Gobierno tiene la información y tiene la evidencia que nos hace presumir que detrás de muchos de estos incendios no está sólo el azar y la naturaleza, está la mano perversa y criminal de algunas personas que no trepidan ante nada por causarle daño a otros chilenos y chilenas, destruir vidas, destruir viviendas, bosques y parques”.

A pesar de la convicción de La Moneda, desde la academia no son tan tajantes. Describen que cuando las condiciones son tan críticas por las sequías y las altas temperaturas, como en el caso de Carahue, los siniestros se transforman rápidamente en incendios conflictivos.

Esto quiere decir que liberan una gran cantidad de calor. El aire caliente sube con mucha fuerza, se genera un vacío y entran vientos desde distintos ángulos. Se produce un fenómeno meteorológico local, con remolinos y torbellinos. El viento es muy errático y desparrama materiales encendidos en distintas direcciones que van provocando nuevos focos. Un incendio de estos puede provocar otros 20 ó 30 más y eso no tiene nada que ver con la estacionalidad, sino con el comportamiento del fuego. Son producto de focos secundarios provocados por los incendios primarios.

Guillermo Julio / Udechile.cl

Con esta descripción, Guillermo Julio, doctor en Ciencias Forestales, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile y director del laboratorio de incendios forestales de la misma casa de estudio no comparte la tesis planteada por el Ejecutivo.

“Hay que ser responsable, porque decir en forma absoluta de que hay un sabotaje de incendios forestales en todo el país contra el Gobierno no me parece. Hay que medirlo con un poco de cuidado”, señala, agregando que “en los incendios de los últimos días hay algunos que pueden haber sido intencionales, especialmente el primero, donde había 8 focos simultáneos. Pero decir que todos los incendios que ocurrieron después son intencionales corresponde a una figura de aprovechamiento político”.

¿Y cuáles pudieron ser las causas?

“El laboratorio de incendios forestales de la Universidad de Chile (que Julio dirige) estima que en los últimos 10 años entre un 30% y 40% del total de los incendios son intencionales. Esto ha venido subiendo todos los años y se deben a distintas causas. Una puede ser política, puede ser venganza, peleas entre vecinos, para sabotear eventos como el Festival de Viña del Mar. Y también hay una alta proporción provocada por pirómanos. Hay incendios intencionales para cobrar seguros, o sólo para ver operar a los aviones, porque es un gran espectáculo. En medio, también están las causas políticas, dañar a la autoridad que está en ese momento”.

¿Cómo combaten los incendios las empresas forestales? ¿Cuál es su nivel?

“Son brigadas profesionales, igual que la Conaf, tienen una formación muy parecida, con la diferencia que tienen mucho mejor equipamiento. Tienen un presupuesto mayor.

La Conaf tiene que proteger alrededor de 40 millones de hectáreas del país y el presupuesto es un tercio del total, mientras que las empresa forestales (Mininco, Masisa, y Arauco, principalmente) protegen en conjunto entre 3 y 4 millones de hectáreas y gastan el doble que la Conaf. O sea, el 90% de lo que hay que proteger se hace con un tercio del presupuesto y el 10% con dos tercios. Un ejemplo: todas las empresas forestales tienen motosierras, la Conaf no, usa hachas. Esto no significa que la preparación de los combatientes sea mala, no hay diferencia en general”.

¿Están bien preparados los brigadistas?

“ Sí, pero los recursos son insuficientes. Cuando ocurren 50 ó 60 incendios en forma simultánea, si juntamos a los bomberos, voluntarios y militares, no alcanzan a cubrirlos. Hay incendios que se postergan y eso puede haber ocurrido con el incendio de Carahue, que empezó hace 4 ó 5 días atrás y de repente de unas pocas hectáreas subió a miles”.

¿Se han fiscalizado a las empresas de brigadistas en materia de seguridad?

“Están bastante preocupados de eso, del sistema de seguridad de los combatientes y, en general, las medidas que toman son las adecuadas. Dentro de la protección de terrenos forestales, el pariente pobre es la prevención. El 90% de lo que se gasta es para brigadas de combate, aviones, helicópteros, etc. Pero la prevención, que es fundamental, es lo mínimo. Ahí hay una falencia grave”.

¿Y de quién es la responsabilidad de las muertes de los siete brigadistas?

“Cuando hay incendios conflictivos pueden suceder imprevistos. Se generan las tormentas de fuego, donde se crea un clima propio, con vientos propios y que en unos pocos segundos puede rodear a una brigada de combate”.

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