¿Qué pasa con las 118 personas extraviadas en Chile desde los 90?
La lista que maneja la PDI empieza con un caso en 1995. Ancianos con deficiencias mentales, personas en situación de calle y jóvenes que huyen de sus hogares son los más típicos, mientras que cada vez es más cuestionable el rol que tienen los matinales de televisión.
La mañana del miércoles 20 de noviembre, Bastián Bravo fue visto por última vez. Han pasado casi dos meses desde que el joven de 20 años desapareció después de una discusión con sus padres en su casa en Estación Central. Bastián, molesto, se subió a su bicicleta y partió.
El caso obtuvo atención mediática inmediatamente. Distintos medios de prensa, especialmente matinales de televisión, cubrieron la historia del joven que quería estudiar Biología Marina y que de un día para otro nadie lo ha vuelto a ver. La PDI -a través de la Brigada de Ubicación de Personas- actuó inmediatamente, con entrevistas a familiares, vecinos, amigos y analizando los lugares de los que Bastián era visitador frecuente.
Dos meses después, y con una insólito giro al caso tras periciar los computadores de su casa, Bastián continúa desaparecido. Pero no es el único.
La lista de los 118
La Brigada de Ubicación de Personas de la PDI mantiene una lista de personas desaparecidas en todo el territorio nacional. Actualmente la componen 118 personas.
El más antiguo es Francisco Espinoza, extraviado en 1995 en Parral. Tenía 76 años. La lista sigue con casos de 1996, 1997 y así sucesivamente, hasta llegar a Iván Zapata -33 años-, a quien se le vio por última vez el 12 de diciembre del 2013.
Muchas de estas personas sufren algún tipo de trastorno mental, como esquizofrenia o alzheimer. También hay ancianos con demencia senil, gente en situación de calle y jóvenes que escaparon de sus hogares sin decirle a nadie.
Otros casos no dejan de llamar la atención, como Waldemar Escudero de 40 años, a quien se le vio por última vez en agosto del 2013. Padece de esquizofrenia paranoide y de policonsumo de drogas. O Álvaro Poblete, quien sufre retraso mental y está extraviado desde junio del 2012. Los pequeños también son parte: Sofía Yasmín Herrera, de tan solo tres años, desaparecida desde 2008; Ángel Carlo, de cuatro, extraviado junto a su padre desde diciembre del 2012. Otro es el caso de Yordan Fernández, quien tenía 14 años cuando se le vio en la comuna de La Unión. Hoy debería tener 31.
Según la PDI, desde 2012 a la fecha, han recibido más de mil ordenes de investigación, 40 de las cuales no han sido ubicadas. Cuando una persona desaparece de su círculo familiar, la Brigada de Ubicación de Personas inicia una investigación de presunta desgracia hasta establecer su paradero. De acuerdo a Eduardo Zapata, jefe de la Brigada de Ubicación de Personas de la Región Metropolitana, lo primero que hacen es “enterarse del entorno familiar, de la ocurrencia de desaparición, ver si esa persona tomó un rumbo de vida diferente o si fue víctima de acto delincuencial que lo llevaron alejarse de su entorno”.
La Policía se comunica con el fiscal correspondiente para que de una orden de investigación y así tener la facultad de hacer consultas en distintos estamentos como el registro civil o ver si ha habido actividad en su teléfono. También trabajan coordinados con el Servicio Médico Legal, con la lista de cuerpos “NN” que llegan.
De acuerdo al artículo 81 del código civil, la presunción de muerte solo la puede declarar el juez del último domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile, justificando que se ignora el paradero, que se han hecho las investigaciones correspondientes para averiguar su ubicación y que desde la última vez que se le vio han transcurrido 5 años. Solo el juzgado puede declarar la muerte presunta, la PDI solo se ocupa de la parte investigativa.
La lista de los 118 continúan en calidad de presunta desgracia. Para que el juzgado correspondiente se manifieste sobre la muerte presunta, ésta debe ser requerida por alguien interesado. A principios del gobierno del presidente Sebastián Piñera se introdujo una modificación a la ley, que permite declarar la muerte de una persona desaparecida cuando su fallecimiento es tenido por cierto pese a no encontrar el cadáver. Esto tiene que estar respaldado con antecedentes claros y fidedignos. Sería el caso, por ejemplo, del accidente de Juan Fernández, donde pese a que no se hallaron todos los cuerpos, se encontraron restos de la avioneta y se comprobó que no hubo sobrevivientes. Se aplica también en el caso de la avioneta perdida en el viaje entre Lebu e Isla Mocha. Hay registros en video de personas subiendo al transporte, que nunca fueron encontrados.
De la larga lista, la PDI señala que se concentra en tratar de ubicarlos a todos y que pese al correr de los años siguen investigando en los casos más antiguos. Pero de todas forma se va analizando cada caso en términos de prioridad. El caso más mediático del último tiempo, de Bastián Bravo, llama a trabajar más rápido. “Esto está más encima, es un joven estudiante, lo que nos llama a que nos preocupemos más. Él ha tenido dificultades a nivel familiar y es necesario ubicarlo para darle apoyo”, señala Eduardo Zapata.
El sensacionalismo de los matinales
Cuando el joven Bastián desapareció, su casa en Estación Central fue el lugar de atención de los matinales. Entrevistas a familiares y amigos, que llamaban a que se trabaje en encontrarlo o a que si alguien lo veía, que avise. Sin embargo, el caso tomó un giro inesperado.
La PDI encontró en el computador de la familia fotos de “alto contenido sexual” de la hermana pequeña de Bastián que indicaban de un posible abuso por parte de los padres. Hoy, ambos se encuentran formalizados por abuso sexual impropio reiterado y almacenamiento de material pornográfico infantil. Los padres pasaron de testigos a imputados de un delito, por lo que la policía consideró que toda la información que les entregaron no era fidedigna. Además, se abrió una nueva línea investigativa: el joven podría haber huido de su hogar por este tema.
Ahí el giro también llegó a los medios que cubrían. Publimetro sacó un reportaje sobre la polémica cobertura que han tenido los matinales en el caso. Solo Mega y La Red dejaron de darle tiempo en pantalla, dado el giro del caso. TVN, Canal 13 y CHV continuaron con horas y horas de cobertura. Incluso este último canal entrevistó a la madre del joven desde prisión.
Otro caso es el de Carlos Carrión, desaparecido en diciembre del 2013. Al igual que con Bastián, los matinales mostraban el dolor de la familia y llamaban a todos a buscarlo. Incluso sugerían que el joven había dejado un regalo a su hija y cometido suicidio. Nada de eso. Carrión había partido en un viaje en bicicleta al sur. Cuando se supo donde estaba, los medios no entregaron dicha información.
Si bien desde la PDI reconocen el aporte que puede significar la difusión en la prensa, ya que amigos o conocidos lo pueden ver y decirle que su familia está preocupada y lo está buscando. El límite es cuando se entrometen en la investigación de la policía, entregando información no fundada.
Pero el sensacionalismo en los matinales no es nuevo. Solo hace unas semanas el Consejo Nacional de Televisión sancionó a “Bienvenidos” de Canal 13 por mostrar en vivo el momento en que Carabineros comunicaba la muerte de un joven a sus padres.
Lo cierto es que mientras se les da difusión a las historias que puedan entregar mayor rating, cientos de personas en Chile continúan desaparecidas.