Rector Zolezzi: “Proyectos donde todos van a la universidad fracasan, debe ser selectiva"
De cara al "segundo tiempo" de la reforma educacional, la autoridad de la Usach analiza cuáles son las eventuales modificaciones que podría sufrir el sistema de educación superior.
La comisión de Educación de la Cámara de Diputados vivirá una triple jornada de votaciones este lunes, martes y miércoles para concluir las más de 200 páginas que componen los proyectos que ponen fin al lucro, al copago y a la selección. Luego pasará al Senado, para su segundo trámite constitucional, y coronar la primera etapa de la Reforma Educacional del Gobierno.
Pese a que aún no se termina este primer proceso, los ojos ya están puesto en el llamado “segundo tiempo” de la reforma que verá las modificaciones al sistema de educación superior. En esa línea, la semana pasada el Consejo de Rectores (Cruch) entregó su postura frente a los futuros proyectos de ley, apostando porque estos consagren los derechos y deberes de las instituciones, de sus autoridades y sus comunidades, y que proporcione un marco regulatorio del que carece hoy el sistema.
Juan Manuel Zolezzi, rector de la Universidad de Santiago y vicepresidente ejecutivo del Cruch, explica que los principales ejes deben apuntar hacia el “establecimiento de estándares que velen por el cumplimiento de la calidad, detallando lo que técnicamente se denomina ‘marco de cualificaciones’, es decir, reconocer qué se entiende por las distintas profesiones al final del proceso educativo”.
-¿Hay acuerdo entre los rectores hacia dónde debe apuntar esta reforma?
-No hay acuerdo unánime. La mayoría de los rectores que están en el Cruch tienen un compromiso por la reforma, con los principios, y se espera que tenga éxito. En ese acuerdo no se tocan algunos temas en que tenemos diferencias, pero sí en los temas conceptuales hay unanimidad.
–¿En qué temas hay diferencias?
-En la visión que tiene que tener el Estado en esta “división” entre las universidades que son del Estado y las que no, las llamadas privadas tradicionales. Ahí tenemos algunas diferencias importantes, que finalmente se transforman en conceptos y logros de recursos de apoyo del Estado.
-¿Las privadas tradicionales debieran recibir el mismo tratamiento que las públicas bajo un nuevo paradigma?
-Las universidades del Estado siempre debieran tener un espacio de conversación con su dueño, desde su “deber ser” hasta hacia dónde deben ir, la participación del Estado de Chile en su gobernanza, el compromiso con las regiones, la investigación y, obviamente, el financiamiento. Entendemos que esa misma visión no existe con las universidades privadas del Cruch, en el sentido de que el Estado no puede ponerle condiciones, sino direcciones básicas. Entiendo que los recursos que se les van a entregar a ellos van a ser equivalentes a su tipo de compromiso.
-De acuerdo a como se está estableciendo el fin al copago en los colegios, es probable que la gratuidad sea primero en la educación superior. ¿Le parece bien que sea así?
-Eso puede ser así. Pero es la consecuencia de que es más fácil hacerlo, que 40 ó 50 instituciones digan “ok, vamos a ser autónomas”. Para los colegios eso es mucho más difícil. Ésas son las condiciones y hay que ponerse a la fila. Acá podrán fijar los precios, reglamentar que se debe aceptar un 20% mínimo de alumnos vulnerables, un mínimo de años de acreditación y solo así acceder a la gratuidad. Es muy probable que todo esto se pueda lograr mucho más rápido en el sector escolar. Si uno lo mira así, la gratuidad ya llegó antes a la sala cuna y el jardín infantil.
Los privados
-¿Cree usted que la reforma a la educación superior debiera tocar a los privados? Porque en el fin al lucro, copago y selección no los toca.
-La reforma tiene que abordar la calidad, la institucionalidad y el uso de los recursos, pero todo eso tiene que afectar tanto a públicos como a privados, sin dudas. No puede hacerse una reforma segregando a un sector por sobre otros, aplicándola independiente sobre quién entregue la formación y que ésta sea de calidad.
-¿El Gobierno ha fallado en no tocar a los colegios privados en esta primera etapa?
-No los toca, pero yo creo que en sistemas como éste es muy difícil incluir a colegios de alto estándar en una reforma institucional. Sin embargo, ellos no van a poder ser menos en este nuevo sistema y tendrán que ser más. En Inglaterra el estándar de los colegios para los más ricos tiene exactamente los mismos estándares que los otros. Eso no quita que haya colegios especiales, como el que está hecho para la realeza.
-Pero si cuesta tocar a los colegios con una reforma, también va a costar hacerlo en las universidades privadas…
-Algunas universidades privadas van a poder incluirse en el sistema de financiamiento y habrá otras que van a desaparecer, otras que se van a transformar en institutos profesionales, pero va a ser difícil que alguna pueda subsistir en un sistema donde tienes una oferta súper expansiva, por un lado, y por otro de oferta de gratuidad, de calidad.
-¿Cómo recibe la idea de pagar con cárcel el lucro en la educación?
-El lucro es peor que la malversación de caudales públicos. Me parece bien y las penas deben ser realmente meritorias para que tengan validez. No solo tiene que ser una pena muy alta en dinero, sino que tiene que ser con cárcel porque es la forma en que algunas personas se abstienen de hacer ciertas cosas.
La selección
-¿Lo acomoda el sistema actual de selección en las universidades?
-A diferencia de la educación media, en la educación universitaria yo soy partidario de la gratuidad total, pero no de que todos tengan que ir a la universidad. Hay una diferencia notable ahí. Por lo tanto, tú tienes que seleccionar por capacidad, talento, y esa capacidad no puede estar definida porque tuviste la oportunidad de estar en un lugar u otro, eso es lo que hay que eliminar. En ese punto de vista, las universidades tienen que ser selectivas. Proyectos en otros países donde todos van a la universidad finalmente han fracasado.
-En ese sistema, ¿el ránking de notas funciona mejor?
-Es un elemento más. Solo podría desaparecer cuando estemos más equiparados en términos de conocimientos entre los colegios más malos y los más buenos. Ahí no se necesitaría. El ránking lo que hace es darte una explicación de lo que pasa desde el segundo año hasta el final de la carrera del alumno, no así del primer primer año donde la mejor explicación está dada por PSU. Pero después, la mejor explicación del rendimiento del alumno la da el ránking de notas que traen y tienen una mejor performance, que los solo medidos por PSU, yo diría que hasta con 150 puntos de diferencia. Van a repetir menos, se van a titular más luego, etcétera.
-Y el sistema actual -no equiparado de conocimientos-, ¿cabe la PSU como la seleccionadora?
-No es necesariamente la seleccionadora hoy. En la Usach es cerca del 50% del ingreso.
-Pero en el resto del sistema lo es mucho más.
-Yo creo que hay disponibilidad siempre de que si hay un mecanismo mejor que la PSU hay que evaluarlo. Cuando apareció el ránking, decidimos meterlo como un elemento más y alternativo. Pero si no aparece otro mecanismo, tenemos a la PSU como un elemento importante para determinar qué alumno está en mejores condiciones que otro, aunque tenemos que el problema de la desigualdad que tenemos que corregirlo.
-¿Cree que el Gobierno ha sido intransigente en ciertos puntos, como lo critican?
-Han sido muy intransigentes en el tema del lucro, selección y copago y yo creo que está bien que lo sea y que siga siendo intransigente, en el sentido de mantener una posición, que yo creo es la correcta. Se deben dar los argumentos para que esta discusión se transforme finalmente en nueva institución.