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19 de Marzo de 2015

Las secretas gestiones de Ezzati ante el Papa para detener nominación de Barros como Obispo de Osorno

En dos oportunidades el cardenal Ricardo Ezzati expuso ante la máxima autoridad de la Iglesia Católica los oscuros antecedentes que rodean a Juan Barros. Pese a ello, el Papa Francisco I, el único encargado de designar a las autoridades eclesiásticas, nombró y ratificó a Juan Barros como obispo de Osorno el 10 de enero pasado. Cargo que asumirá este sábado, en medio del repudio de feligreses de la zona y en medio de una Iglesia dividida por su nominación.

Por Consuelo Olguín
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Vestidos de negro. Así llegarán a la catedral de Osorno este sábado, los creyentes que se oponen a la designación vaticana del nuevo obispo, Juan Barros. Lo harán en señal de “luto” y sin participar en la ceremonia en que Barros asumirá su cargo. En su lugar, harán una liturgia paralela en las afueras de la catedral. Otra muestra más del rechazo que ha generado entre creyentes y sacerdotes a lo largo del país, la designación de Barros como Obispo de Osorno. La razón: Barros tuvo un estrecho vínculo con uno de los sacerdotes más poderosos y cuestionados del país, Fernando Karadima, autor de  reiterados abusos sexuales.

A Barros se le acusa de encubrir dichos delitos e incluso de haber mantenido una relación con Karadima, según declaró a El Dinamo Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote. Y si bien el Papa Francisco es quien tiene la absoluta potestad para nombrar a las autoridades de la Iglesia, hubo quienes entregaron esos antecedentes para frenar el nombramientos. Entre ellos, el propio Cardenal Ezzati, la máxima autoridad eclesiástica de Santiago, quien terminó perdiendo el gallito frente al Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, el principal impulsor de la designación de Barros ante el Papa.

La cruzada contra Barros

“Él (Ezzati) hizo gestiones antes y después de que se conociera el nombramiento”, dice una alta fuente de la Iglesia. La primera cita con Francisco I se dio en noviembre de 2014, durante el Sínodo. En esa instancia Ezzati abordó la oscura historia que rodea a Juan Barros. Pese a ello, el 10 de enero pasado, el Papa lo designó obispo de Osorno, lo que levantó una ola de rechazos: desde laicos hasta políticos y sacerdotes.

ezzati y papa

Pero Ezzati tuvo una segunda oportunidad. En febrero viajó a Roma para participar del Consistorio para la creación de nuevos cardenales. Ahí el cardenal habló de nuevo con el Papa sobre este tema, entre otras cosas, y expuso las críticas surgidas en Chile. Sin embargo, sus palabras no tuvieron eco en el Vaticano. Pese a ello, Ezzati ha dicho públicamente que “aquí nos encontramos frente a una decisión de la Santa Sede, del Papa, que ciertamente ha discernido todo esto y ha decidido en consciencia sobre lo que había que hacer”. Aunque, en privado, el jerarca de la iglesia chilena habría aclarado a sacerdotes de Santiago “que él no había tenido nada que ver en la designación” del ex colaborador de Karadima, afirma un destacado sacerdote.

Sin embargo, el tema no quedó ahí. Francisco I tuvo dos visitas más desde Chile. El 6 de marzo el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, -administrador auxiliar de la diócesis de Osorno- le explicó con “lujo de detalles” el complejo escenario en Osorno. Nadie quería a Barros como obispo. “Él me escuchó atenta y respetuosamente y después me dijo que había conversado largamente del tema con Juan Barros… Me explicó que había analizado todos los antecedentes en relación al caso Karadima, y que lo confirmaba (a Barros) en su nombramiento, a quien animaba a que sea un buen pastor, muy preocupado de los pobres, humilde y sencillo”, dijo al medio Soy Osorno.

Fernando Chomalí

Efectivamente, una semana antes el Papa se había reunido con el propio Juan Barros, una cita que habría sido coordinada por el cardenal Francisco Javier Errázuriz. Con los antecedentes en sus manos, el Sumo Pontífice no solo nombró a Barros, si no que también lo ratificó en su nuevo cargo.

Ezzati y Scapolo: Una relación “fría”

¿Cómo se fraguó la designación de Juan Barros? La tarea recayó en el Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, quien entregó una terna de candidatos a la Congregación para los Obispos, consultando a distintas personas ligadas al mundo eclesiástico. Pero “cuando se trata de obispos que han ejercido el cargo anteriormente -como Juan Barros, quien antes era obispo castrense- la Congregación para los obispos son quienes analizan la situación y plantean alternativas al Papa en consulta con Chile, pero ya no a propuestas surgidas desde Chile”, explican desde la Conferencia Episcopal. Con todo, el rol de Ivo Scapolo fue determinante. Y Ezzati, dicen desde el arzobispado de Santiago, no tuvo nada que ver en ello.

nuncio

Precisamente el “poco diálogo” entre Ezzati y Scapolo es lo que define la relación entre ambos. Quienes conocen a los jerarcas eclesiásticos, señalan que tienen una relación “más bien fría e impersonal” y añaden que si bien “el Nuncio es afable, no tiene la mejor relación con los obispos porque se mete mucho en la vida de las diócesis, es un poco invasivo”.

De hecho, el año pasado el cardenal y el Nuncio protagonizaron una suerte de recriminaciones cruzadas. Las declaraciones detonaron luego que se conociera que tres sacerdotes jesuitas -Felipe Berríos, José Aldunate y Mariano Puga- serían investigados por la Congregación para la Doctrina de la Fe por los ácidos comentarios que hacían sobre la tarea de la iglesia en Chile.

Dicha especie de inquisición interna generó el repudio de la opinión pública y, de paso, produjo cuestionamientos sobre quién había iniciado la investigación. “Se le adjudicó al arzobispo  (Ezzati) que él había mandado a Roma las opiniones de Mariano, Felipe y José, siendo que fue distinto”, recuerda un cercano a Ezzati de la congregación Salesiana. Misma percepción tienen en el mundo jesuita: “En ese conflicto daba la sensación que uno decía que el otro había comenzado y el otro decía que no sabía”, dice un connotado sacerdote.

Juan Barros

División en la iglesia

La polémica por la designación de Juan Barros escaló incluso a medios internacionales -como The Guardian y Crux Now- dado que esto sería una prueba de fuego para el Papa en su cruzada por acabar  no solo con los abusos sexuales por parte de religiosos, si no también con décadas de encubrimiento. Y de paso dejó en evidencia a una iglesia chilena dividida frente a este tema: la elite que tomó una postura oficialista y los sacerdotes del sector reacios a la decisión papal.

El 14 de marzo la Nunciatura informó, a través de un comunicado, que ellos “renuevan su confianza y apoyo” a Juan Barros e invitó a prepararse a la comunidad “mediante la oración (…) al inicio del gobierno pastoral de Monseñor Barros”. Luego, el lunes, Barros hizo frente y, por primera vez desde su nombramiento, se refirió a la polémica: “Jamás tuve conocimiento de alguna denuncia respecto del sacerdote Karadima”, dice la carta dirigida a la comunidad de Osorno, a la que pide “con humildad” que recen por él.

Y ayer se sumó el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, el que expresó, en relación a la designación de Juan Barros: “Nuestra adhesión, en espíritu de fe y de obediencia, al Papa Francisco quien ha nominado a Monseñor Barros como obispo de la diócesis de Osorno”. Pese a la postura oficial, el cardenal Ricardo Ezzati no asistirá a la ceremonia del sábado, así como tampoco los vicepresidentes del Comité: los obispos Alejandro Goic y Cristián Contreras. La excusa: problemas de agenda. Sin embargo, la ausencia de ellos sería leída como una quitada de piso.

Ricardo Ezzati

Horas antes,el sacerdote de esa ciudad Pedro Kliegel hizo pública la carta que envió al Sumo Pontífice en la que dice que la iglesia de Osorno está en peligro a causa de un nombramiento de un obispo, cuya vida moral se pone en cuestionamiento en forma pública. “Como no tengo su dirección tuve que mandarla por medio de la Nunciatura, yo sé que el Nuncio la recibió y él me pidió que por favor no la publicara, pero yo tengo mi derecho. Estamos desconcertados frente a un hecho que nos habría gustado dialogar”, señala. Incluso el padre jesuita Fernando Montes plantea que Barros “parte de menos cero y eso es sumamente peligroso porque esto es un trabajo grupal. Cuando hay desconfianza, prejuicios es muy difícil para un obispo comenzar cuando hay una inquietud extendida como uno ha escuchado a través de la prensa”.

El “luto” de Osorno 

Velatón afuera de la catedral de la ciudad y personas vestidas de negro en “señal de luto”. Los protagonistas: católicos de Osorno. Y dado que el cuestionado sacerdote fue ratificado en su cargo, las manifestaciones de los feligreses están lejos de terminar una vez que asuma. Para el vocero de laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, “si lo que dice Barros en su carta es cierto, significa que va a asumir como máxima autoridad de la iglesia en Osorno una persona sin suficiente capacidad de discernimiento para decir que lo que pasa delante de sus narices son hechos irregulares. Y eso pone en problemas a la diócesis de Osorno”. Problemas que deberá enfrentar Juan Barros a partir del sábado 21 de marzo cuando se encuentre, por primera vez, de espalda a los feligreses de la ciudad.

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