Los puntos grises de la visita del Papa Francisco a Chile
Pese a que los organizadores dicen lo contrario, el viaje no cumplió con las expectativas: bajo público, amenazas y protestas contra la Iglesia han marcado la gira.
Pese a que la organización de la visita del Papa Francisco a Chile ha sido calificada como exitosa, lo cierto es que tanto a nivel local como internacional se ha destacado que el viaje no cumplió con las expectativas: bajo público, amenazas y protestas contra la Iglesia han marcado la gira.
Antes de aterrizar en Santiago, Francisco aseguró que este viaje “no sería difícil”, lo que pareciera ser un augurio errado de lo que fue su visita en un país que hace diez años tenía 73% católicos, cifra que bajó a 45% según el informe “El Papa Francisco y la religión en Chile y América Latina”.
Este mismo informe reveló que Chile es el país que menos confianza tiene en la iglesia católica en toda la zona. Un 36% de los habitantes de nuestro país dijo confiar “mucho” o “algo” en la entidad, cifra bastante menor al promedio de 65% entre todos los países evaluados.
Bajo público
La visita partió con el pie derecho y con pronósticos de cambios sociales. El martes 16, primer día de actividades, los fieles acamparon desde las 2:00 am en el Parque O’Higgins con tal de presenciar la misa que realizaría Jorge Bergoglio. 400 mil fieles llegaron a la cita.
Sin embargo, el segundo día no fue tan espectacular. Unos 200 mil personas fueron parte de la ceremonia, casi la mitad de lo que se había previsto. Sin embargo, la imagen más compleja se dio en la Playa Lobito en Iquique: habían 380 mil cupos disponibles, pero al final ni las entradas fueron necesarias para asistir a la misa. Llegaron cerca de 80 mil, menos del 25%.
Esta tendencia también se vio en las calles, con Carabineros resguardando a unas pocas personas que decidieron salir a recibir al pontífice en la ciudad nortina, una tendencia que también se vio el miércoles en el Santuario de Maipú, donde el Papa se reunió con 40 mil jóvenes.
La situación incluso fue tomada con “sorpresa” por los periodistas que usualmente acompañan a Francisco en sus giras. “Estamos en un país católico que parece que ya no es tan católico. La verdad es que ha sido bastante decepcionante, aunque se sabía que esto venía, porque había una Iglesia con una sangría de fieles”, comentó a La Tercera Elisabetta Piqué, periodista argentina y autora de una las primeras biografías sobre el argentino.
Ataque a iglesias
Otro de los aspectos que ha llamado la atención a la prensa internacional son las manifestaciones en contra del Papa, incluyendo la quema de iglesias en distintas zonas del país.
“Toda esta tensión que se ha vivido, los incidentes, es algo que nunca antes habíamos vivido. Es la primera vez que el Papa va a un país católico y hay estos ataques. Fue a Egipto, pero allá los ataques son de fundamentalistas islámicos, acá es un país católico. Es más, en países no católicos, no hubo nunca tanta tensión”, indicó Piqué.
El País de España tituló en una de sus ediciones “La visita del Papa a Chile se complica con más violencia mapuche“, mientras que La Nación de Argentina recalcó tres helicóptero y seis templos fueron atacados, así como un carabinero resultó baleado, en los días previos a que Francisco llegara a La Araucanía.
Juan Barros y abusos sexuales
El País declara que, pese a la violencia en la zona sur, “Francisco logró superar sin incidentes el momento más delicado para la seguridad del viaje, pero esta visita parece cualquier cosa menos tranquila”.
“El Vaticano confiaba en cerrar la polémica sobre los abusos sexuales con la decisión del Papa de recibir en Santiago el martes a algunas víctimas de forma privada –aunque no a los más conocidos que le habían pedido un encuentro-. Pero el incendio no se apaga. Sobre todo porque tiene un gran protagonista que se niega a adoptar un papel discreto: el obispo de Osorno, Juan Barros, acusado por las víctimas de encubrir los abusos del sacerdote Fernando Karadima“, agrega el medio español.
En su primer día en Chile, el Papa aseguró sentirse con “dolor y vengüenza” por los casos de abuso sexual a menores realizados por miembros de la Iglesia -78 denunciados según Bishop Accountabily- y pidió perdón a las víctimas. Sin embargo, horas más tarde, Barros participó de la masiva misa en el Parque O’Higgins, sentado en primera fila.
Esto enfureció aún más a las víctimas de Karadima así como a los laicos de Osorno que piden la salida del religioso de la diósesis. De hecho, los feligreses de la ciudad sureña se han organizado para protestar contra al Papa en distintas actividades en Santiago. Pero el momento más tenso para Francisco ocurrió horas antes de su salida del país con dos hechos que serán recordados más que su visita.
El primero ocurrió en horas de la mañana, cuando la prensa intentaba entrevistar a Barros. en ese momento, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, agredió a una periodista de Mega, empujándola y causando el repudio de todos los trabajadores de la prensa presentes en el hecho. Todo por proteger a su par de Osorno.
El hecho fue fuertemente criticado por las redes sociales, ya que sólo minutos antes el mismo Francisco había “bendecido” la labor de los medios de comunicación. En esa línea, a su llegada a Iquique, Francisco habló por última vez con los medios y se refirió por primera vez a la situación de Barros, cerrando cualquier posibilidad a su pedida salida del cargo.
“El día que me traigan pruebas voy a hablar. No hay ninguna sola prueba. Todo es calumnias. ¿Está claro?“, aseguró Francisco para luego retirarse a realizar la misa en la Playa Lobita.