Chileno trabaja en operación para liberar dron de la NASA en luna de Saturno
La operación se llevará a cabo en 2026 y tardará ocho años en llegar a Titán.
El chileno Tomás Opazo, ingeniero eléctrico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, es uno de los expertos que trabaja en la operación para la liberación del dron de la Nasa en Titán, la luna de Saturno.
En el Laboratorio de inteligencia y autonomía de vehículos aéreos, Tomás Opazo, ingeniero eléctrico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile -actualmente candidato a doctor en ingeniería aeroespacial de la U. Estatal de Pensilvania-, trabaja en el análisis de las trayectorias del dron y en el control óptimo para que su descenso hacia la luna de Saturno sea seguro y controlado.
Titán, la luna más grande de las 31 conocidas de Saturno, es uno de los lugares más fríos del Sistema Solar y uno de los pocos cuerpos celestes que tiene atmósfera. Por ser similar a la Tierra primitiva, podría proporcionar pistas sobre cómo pudo haber surgido la vida en nuestro planeta.
Por ello, la NASA ha escogido el lugar para lanzar Dragonfly, una especie de dron que estudiará la superficie, la atmósfera y los depósitos de líquido de la luna de Saturno, buscando evidencia química de vida pasada o existente.
“Dragonfly va a venir en un paracaídas y en algún momento se va a liberar de éste, mi trabajo es asegurar que la transición entre el paracaídas y el vuelo normal sea segura”, contó Opazo.
La misión, que se llevará a cabo en 2026 y tardará ocho años en llegar a Titán, es liderada por la Universidad John Hopkins (Maryland, EE.UU.), mientras diversos laboratorios de la Universidad Estatal de Pensilvania colaboran en su producción.
En ese sentido, explicó que “titán es un lugar muy interesante, porque tiene una atmósfera muy densa, tiene una gravedad seis veces menor a la Tierra, una densidad cuatro veces mayor y el aire tiene una viscosidad que es de un orden de magnitud menor que en nuestro planeta. Es un lugar muy favorable desde el punto de vista energético para el vuelo de vehículos”.
El chileno destacó que uno de los mayores desafíos de la misión de la NASA es la temperatura del lugar, la que puede llegar a los -179 ºC.
“Los desafíos técnicos vienen por el lado de diseñar equipos que puedan soportar esas temperaturas, y después todo lo que tenga que ver con la aerodinámica en general”, relató.
El trabajo en el Laboratorio de inteligencia y autonomía de vehículos aéreos de la U. Estatal de Pensilvania hoy se realiza mediante simulaciones computacionales. Sin embargo, luego de las pruebas simuladas, el dron podrá probarse en el mundo real, en zonas áridas como las del norte de Chile, sur de EE.UU. o África.