Jobet y la promesa del hidrógeno verde en Chile: “Va a descentralizar el país”
De acuerdo al ministro de Energía, hay más de 20 consorcios desarrollando la energía en Chile, mientras países de Asia y Europa han mostrado interés en comprar el combustible durante las próximas décadas.
A más de un mes desde que el Gobierno lanzó oficialmente el plan que Chile deberá seguir para, de aquí al 2040, transformarnos en uno de los principales productores y exportadores de hidrógeno verde en el mundo, el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, contó a EL DÍNAMO cómo va ese proceso de transformar al combustible en el “nuevo cobre”.
Una apuesta que suena ambiciosa, pero que La Moneda sustenta en base a que para producir el hidrógeno verde nuestro país tiene una ventaja comparativa clara, debido a la alta radiación solar que se produce en el Desierto de Atacama y a los fuertes vientos de la Región de Magallanes.
Incluso, durante su más reciente visita a Europa, el canciller Andrés Allamand se reunió con agentes públicos y privados del Reino Unido y de Alemania, quienes están interesados en adquirir el hidrógeno verde 100% hecho en Chile. Además, La Moneda se contactó con representantes de Corea, Japón y China con el mismo fin.
El hidrógeno verde resulta atractivo para las grandes potencias mundiales porque es un combustible libre de contaminación que se genera en base un proceso llamado electrólisis -por energía solar o eólica- donde se separan las moléculas del agua, y que promete reemplazar el 47% del petróleo usado en el mundo en 30 años, según estimaciones internacionales.
Descentralización de la mano de nuevo combustible
Pese a las buenas noticias para la economía chilena, desde la sociedad civil algunos grupos ambientalistas, quienes se reunieron con el Gobierno para analizar el plan de hidrógeno verde durante su creación, en los encuentros locales convocados a comienzos de año, manifestaron tener ciertos temores.
De estas reuniones, según contaron a EL DÍNAMO hace algunas semanas fuentes al interior de la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC), nacieron dudas legítimas en relación a cómo se verán afectadas las comunidades y el medio ambiente, si el dinero que se obtenga de la venta se quedará en las regiones y de dónde se obtendrá el agua para genera el nuevo combustible.
Interrogantes que el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, despejó y aseguró que “en Chile el hidrógeno verde va a permitir descentralizar el país“.
“Mucha gente dice que ‘van a venir acá a invertir -las potencias mundiales y el Estado-, pero sin dejar nada en la región’. Por eso incorporamos un pilar especial que permite desarrollar capital humano local, que capacitemos a gente de la zona y donde se desarrolle infraestructura. El hidrógeno verde va a producir empleos y desarrollo en el norte y sur de nuestro país, principalmente”, agregó.
– ¿Puede el hidrógeno verde ser el “nuevo cobre” de Chile durante las próximas décadas?
– A pesar de la pandemia y de la crisis de octubre del año pasado, el sector de Energía ha seguido generando empleos y está siendo uno de los motores de la recuperación económica. Las estimaciones que tenemos en el Gobierno, dado el bajo costo que implicará producirlo, y si uno sumo todo, al 2050 podríamos generar ingresos para el país por más de US$30 mil millones en esta industria. Es más o menos lo que durante el año pasado exportamos en cobre.
– ¿No se replica el dilema que enfrenta nuestro país donde en su mayoría se producen materias primas de bajo valor agregado?
– No, porque se va a usar en la minería para reemplazar el petróleo, en la agricultura para utilizar fertilizantes limpios y también tendrá un impacto positivo para nuestra identidad productiva. Somos un país exportador y cada día los mercados internacionales prestan más atención no sólo al precio y calidad, sino que también a la huella de carbono que generaron cuando se produjeron. Si usamos el hidrógeno para bajar la huella de carbono de la minería y de la agricultura hacemos más competitivas esas industrias también.
El paso a paso del hidrógeno verde en Chile
En la estrategia del Gobierno dada a conocer hace un mes en la conferencia internacional “Chile 2020: Green Hydrogen Summit”, se contemplaron al menos tres etapas de desarrollo.
La primera buscará de aquí al 2025 que nuestro país tenga una capacidad de producción de 5 gigavatios (GW), luego en 2030 producir el hidrógeno verde más barato del mundo, y finalmente, convertirnos en uno de los tres principales exportadores para el 2040.
Para poder materializar el plan, desde el Ministerio de Energía ya tomaron contacto con más de 20 consorcios, entre ellos Enel y Eni, a quienes brindarán apoyo en el desarrollo de proyectos que generen y utilicen el hidrógeno verde. Incluso, a principios del 2021, lanzarán un plan económico para entregar recursos a los interesados en la nueva tecnología.
Hasta el momento, según contó Juan Carlos Jobet, se están desarrollando proyectos en el norte, donde se busca que el hidrógeno verde sirva de combustible en buses de traslados asociados a las faenas mineras. También se trabaja para que grandes bodegas del retail puedan trasladar mercadería con grúas sin generar gases contaminantes, sólo usando este combustible libre de contaminantes.
Incluso, en la Región de Magallanes, de acuerdo al secretario de Estado, “existe un proyecto que va a producir electricidad a partir del viento para luego generar hidrógeno. Este combustible se exportará a Europa -Alemania-. Allí está participando la ENAP (Empresa Nacional de Petróleo), otra compañía chilena que es la desarrolladora y tres compañías internacionales”.
– Las pretensiones del Gobierno respecto al hidrógeno verde recuerda mucho al fenómeno del litio, donde finalmente no se logró el desarrollo esperado. ¿Qué cree que hace este caso diferente?
– Primero quiero aclarar que el litio, que se ocupa en las baterías, y el hidrógeno verde son tecnologías complementarias. El litio se sigue desarrollando porque la tecnología sigue cambiando, pero el hidrógeno es muy promisorio porque hay ciertos sectores donde es difícil cambiar a los combustibles fósiles por electricidad, entonces tendrá su propio nicho. Son esfuerzos que tendremos que sostener por muchos años para que den el fruto esperado (…) una cosa que es necesaria hacer es desarrollar la regulación, es decir, que sepamos qué normas deben seguir quienes produzcan o comercialicen el hidrógeno verde.
– ¿Tiene algún efecto negativo para el medio ambiente y el entorno la producción del hidrógeno verde?
– Las plantas de hidrógeno tienen pocos efectos adversos para las comunidades donde están ubicadas. La planta de electrólisis son modulares, simples. Eso no quita que cada uno de los proyecto va a tener que tener su aprobación ambiental y generar procesos de participación, pero sí está claro que necesitan muy poca agua para funcionar -dulce o salada-. Por ejemplo, en la minería se usan mega camiones para mover material que pueden quemar 2 mil litros de petróleo diésel al día y el hidrógeno verde es capaz de reemplazar en un 100% ese diésel usando menos del 1% del agua que ya ocupa la minera.
-Al asumir su cargo como ministro de Energía en 2019 se habló sobre su vínculo con empresas productoras de energías renovables como Veta Tres y Veta Energía. ¿Cómo puede garantizar su completa probidad en el proceso de desarrollo que enfrentará Chile?
– Quiero despejar cualquier duda, yo no tengo ninguna participación en ninguna compañía vinculada al sector energía. Hace seis años evalué con algunos socios entrar a desarrollar un proyecto que buscaba reciclar residuos para producir energía, pero finalmente no prosperó ese proyecto. Mi suegro es abogado, tiene muchos clientes y en el pasado tuvo como cliente a una empresa que ha desarrollado energías renovables. Pero yo no tengo ningún conflicto de interés, lo que se puede revisar en las declaraciones públicas que hacemos.