María Luisa Cordero: “Los jóvenes de hoy son todos unos egocéntricos al pedo”
Con 78 años, es la diputada de mayor edad dentro de los 90 recién electos para la Cámara Baja, los que promedian 46,5 años. En marzo, cuando asuma, la polémica doctora Cordero habrá cumplido los 79. Afirma que, aunque tenga manchas en la piel y el cogote arrugado, sus neuronas están intactas, listas para ponerse a trabajar para mejorar la atención de salud en el país. Ese es su objetivo, nos dijo en Piensa en Grande.
-Yo soy una persona enrevesada en un país ladino, donde no se estila la franqueza y el estilo frontal. He hecho siempre todo a mi manera, por eso si me preguntas por la canción que me representa, elijo My Way, pero en la versión de María Martha Serra Lima, porque para entender hay que preferir lo dicho en castellano.
Así parte declarando la flamante diputada electa por el distrito 10 –que incluye las comunas de La Granja, Macul, Ñuñoa, Providencia, San Joaquín, Santiago–, la mediática médico psiquiatra María Luisa Cordero, conocida por todo Chile como “la doctora Cordero”.
Tras fracasar en el intento de convertirse en convencional constituyente con el apoyo de la UDI, ahora nuevamente como candidata independiente pero con el respaldo de Renovación Nacional, logra su cometido: ser parlamentaria y ocupar un escaño en la Cámara Baja por los próximos 4 años. El próximo enero, la doctora cumplirá 79 años, cifra con la que asumirá sus funciones legislativas en gloria, majestad y con una cadera a medio morir saltando.
-Has vivido a tu manera, lo que significa que has hecho todo lo que se te ha antojado, pero también has enfrentado dificultades, tropiezos, querellas… ¿Cuál es tu balance?
-Me ha tocado mucho más de lo último que señalas, porque ya te dije: tengo un carácter complicado, que puede deberse a múltiples causales etiológicas, como decimos en medicina. Una es que yo nací asfixiada. A mí se me dañó el cerebro en la zona del hemisferio derecho al nacer, ahí donde radican las emociones. Por eso soy frontal, medio primitiva, sin filtro y suelo decir siempre lo que pienso. Eso genera mucha incomodidad es un país donde lo que más se usa es el eufemismo. Aquí a un mendigo, hediondo, sucio, mal comido, ebrio, con el pelo grasiento, se le dice “persona en situación de calle”. Yo prefiero decirle mendigo, así como a los pobres les digo pobres, no personas vulnerables. No entiendo esas sutilezas del lenguaje.
Aunque yo trabajo en el Hogar de Cristo, donde insistimos en usar la expresión persona en situación de calle en vez de mendigo, porque entendemos que vivir en calle no define a la persona y que esa cruda situación es transitoria, no discuto con la flamante diputada y la encamino por lo que hoy se llama “lenguaje inclusivo”, que es otro signo de los tiempos.
-Yo no uso esas formas, aunque como psiquiatra debería ser ampliamente tolerante con esos nuevos usos verbales, pero la verdad es que los encuentro absolutamente ridículos. Creo que revelan el nivel de estupidez y liviandad de este siglo 21 que vivimos. Más que cómo se nombran las cosas, lo importante es ser buenas personas, propender a la equidad. ¿Tú crees que con decir todos, todas y todes vamos a mejorar la discriminación que viven los universos LGBTQ+? Eso es irse por la orilla y no abordar en serio el centro del problema. Con usar palabras cariñosas, amables, inclusivas no necesariamente se es más cariñoso, amable y tolerante. Qué importa cómo se diga; lo que importa es cómo se trata, se recibe y se ayuda a la gente.
¿Edadismo o dadaísmo?
-Es bien notable entrar al Congreso a los 79 años, debe ser muy fuerte tu motivación. ¿Qué es lo que buscas aportar como diputada?
-Yo creo que nunca es tarde para hacer nuevas cosas. A mí nunca se me ofreció un cargo de representación popular, pese a que tengo formación humanista cristiana, a que milité en la decé, pero nunca me propusieron una candidatura. Ahora sentí que era el momento y estoy muy agradecida de RN, partido con el que tengo una relación muy respetuosa, porque por mí misma no estaba en condiciones de salir a juntar firmas. Eso simplemente porque me operé de la cadera y estoy medio coja. Cuando quise ir como constituyente me puse bajo el techo de la UDI, pero no fui electa. ¿Por qué el cambio de la UDI a RN? Por puro pragmatismo. Yo soy una mujer prag-má-ti-ca. Aterrizada. Soy una persona bajita y los bajitos somos así: pragmáticos
-Y aniñados, medio achorados… como Napoleón.
-Claro que sí. A mí el personaje bajito entrañablemente simbólico es Sancho Panza. Las personas cercanas a la tierra, como él, como yo, no andamos con rodeos, vamos derecho al frente. Una periodista jovencita me mandó un cuestionario, donde la pregunta punzante era por qué primero la UDI y después RN, si eso no era acomodaticio. Obvio, le respondí, eso se llama pragmatismo.
-¿Sientes que en estas elecciones ha estado muy presente el componente generacional, que hay una suerte de dicotomía entre lo joven es lo bueno y lo viejo lo malo?
-Yo no sé qué diferencia puede haber entre yo y una persona joven de hoy. Tal vez en que yo soy mucho más humana, más solidaria y sensible al dolor real. Los jóvenes ahora son todos unos egocéntricos al pedo. Todo en ellos es una alharaca histérica, crispada. Se quejan de todo, andan preocupados de redactar leyes para que los perros no sufran, pero les importa un carajo lo que les pasa a los seres humanos. Esos drogadictos que están botados en la Alameda, les importan un huevo. Es una sociedad enredada en la superficialidad, en la apariencia de las cosas, en una in-humanidad feroz, que se excusa con palabras raras, supuestamente inclusivas.
Recién electa diputada, la doctora María Luisa Cordero le dijo al diario La Cuarta que estaba molesta por comentarios pseudo simpáticos, felicitándola por el triunfo, “pese a su edad”. Con nosotros, abunda así en el tema: “Claro, me escribían usted tiene el cuellito con manchas de vejez igual que mi abuelita. Claro, lo tendré manchado, pero tengo las neuronas inmaculadas, impecables. El que escribió eso debe tener la piel blanquísima pero con cueva le funcionan las motoneuronas alfa”.
-¿Has padecido la discriminación por edad, eso que se llama “edadismo”?
-Primera vez que escucho el concepto –dice y se muere de la risa. Luego acota: –A comienzos del siglo 20 había un movimiento que se llamaba dadaísmo… es lo más parecido que ubico. A mí hoy me tratan de adulta mayor y yo me pregunto: ¿Quiénes serían los adultos menores: las guaguas, los lactantes, los infantes? ¿Quiénes son mis contendores? Yo no tengo ninguna dificultad en reconocer que soy una anciana, así, sin eufemismos.
-¿Y qué sueñas conseguir como parlamentaria? ¿Cuál es tu propósito?
-Espero contribuir en lo que a nadie le importa: mejorar la cotidianeidad de mis compatriotas en materia de salud. No puede ser que los protocolos médicos de Chile indiquen que recién desde los 52 años tienes derecho a la gratuidad de la mamografía cuando hay gente que tiene cáncer de mamas en la adolescencia. Yo quiero contribuir a que cuando la gente vaya al hospital, no la maltraten. No la tengan cinco horas esperando para tomarle la presión. Que mejore el factor humano de los hospitales, porque de nada sirve tener grandes hospitales nuevos para asegurarles el negocio a los amigotes de los ministros de obras públicas. Los pacientes no mejoran por la densidad del cemento de la muralla del hospital, sanan por la eficiencia, el conocimiento y la humanidad del servidor público.
Pícnica por Kast
La doctora Cordero es la diputada de mayor edad dentro de los 90 que se renovaron en la elección del pasado 21 de noviembre y que asumirán en marzo de 2022. El lote tiene en promedio 46,5 años. La menor cuenta con 24 primaveras y la mayor es nuestra entrevistada, que asumirá con 79 años cumplidos.
–Pamela Jiles, periodista que saltó de la televisión al trabajo legislativo, ha hecho carrera proclamándose “la abuela”. ¿Qué opinión tienes de ella?
-A mí me conmovió mucho, mucho, mucho cuando la Pamela me pidió que la ayudara en su campaña cuando fue elegida diputada la primera vez. Julio César Rodríguez me dijo que ella quería que yo le hiciera un videíto dirigido a los electores de La Florida, donde a mí me quieren mucho. Y lo hice; a mí me conmovió muchísimo su humanidad al adoptar a esos dos hermanos haitianos huérfanos; ese me parece un gesto extrañísimo para el siglo 21. Tengo además un vínculo de gratitud con ella porque que fue la única mujer de Chile que me apoyó y reconoció cuando denuncié que el famoso señor Fernando Villegas me había acosado. Eso lo agradezco, porque a mí por lo general nadie me apoya. Hace unas semanas, en ese nuevo matinal desértico que tiene Canal 13, donde hay una fila de gente parada en fila y una no sabe si están esperando para que los vacunen o para votar, el llamado “tío” Emilio Sutherland se hizo el gracioso a mi costa. Dijo que yo iba a ir a la Cámara a repartir licencias médicas. ¡Mira la pesadez! Luego me invitaron a dar mis descargos. Lo primero que les dije a esas dos mujeres que conducen fue que exigieran una silla, porque si van a pasarse todos los días de la semana cinco horas paradas van a desarrollar varicoceles. Alessandri legisló sobre eso, así es que exíjanlo.
-¿Te parece que sean los matinales de televisión el lugar donde tienen que andar opinando los parlamentarios?
-No, no me parece, porque si hay algo que caracteriza a los matinales es la baja densidad neuronal de los que ahí pululan y la superficialidad de los enfoques para abordar los temas. No es un lugar donde debieran estar las personas que hacen las leyes y que, por lo tanto, guían los destinos de un país.
-Pero tú fuiste a ese matinal ayer, ¿o no?
-No fui. Me entrevistaron por Zoom. Escúchame: que yo critique una cosa, no me inhabilita para poder ir o participar para hacer mis puntos. Esa actitud tuya es una cosa muy chilena; yo fui para decirle unas cuatro frescas claritas al pesado de Sutherland y eso no me lo pierdo.
El sorprendente resultado del candidato ausente, Franco Parisi, que salió tercero en la contienda presidencial, a la doctora Cordero le parece genial. “El resultado es genial. Es notable que haya un grupo de personas heterogéneas de todos los perfiles psicológicos y psicopatológicos imaginables, que creen en un candidato virtual, lejano, que no cumple con los requisitos mínimos para ser candidato presidencial. Esos seres son reflejo de cómo se van a mover los electores en el futuro. Seguir a alguien ausente que vive en Estados Unidos y digita todo por redes es muy interesante. Da cuenta de cómo la gente se ha desafiliado de los políticos tradicionales o de la bipolaridad de estar o con un facho o con un rogelio”, declaró la doctora Cordero.
-¿Y qué piensas del primer y del segundo lugar?
-Yo era seguidora de Sebastián Sichel. Había algo en el personaje inicial que me traía reminiscencias de mis propias ilusiones de juventud con respecto al destino de Chile, pero con el paso del tiempo fue apareciendo una persona rabiosa, sanguínea y muy arrogante. Creo que eso fue lo que hundió a Sichel.
-¿Y ahora qué vas a hacer?
-Vuelvo a recordar que como buena persona pícnica, como se llama elegantemente a los bajitos, voy a votar por el facho, voy a votar por Kast.