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Actualizado el 7 de Febrero de 2019

Tallas que no son: la silenciosa discriminación de las marcas a través de la ropa

El Dínamo acompañó a la modelo Antonia Larraín a comprobar si las marcas del retail son inclusivas y si las tallas que comercializan corresponden a la realidad.

Por Rocío Ñancupil
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Entre maniquís altos y delgados que adornan la tienda española Zara transita Antonia Larraín (26). ¿La misión? Encontrar ropa que se adapte a su 1.78 de estatura y talla 46. Si bien la tienda está ordenada, dar con los números grandes se vuelve difícil. Minutos después, logra irse al probador con cuatro ejemplares que, supuestamente, son de su talla. Sin embargo, ninguno le quedó como debía.

Fue el lunes pasado cuando la modelo plus size decidió lanzar su campaña #TallasParaTodes, la cual busca alertar a la población sobre la discriminación que ejerce el mundo de la moda.

Comparación de tamaños entre una blusa talla S y L.

“La idea partió porque siempre me ha costado encontrar cosas de mi talla porque soy grande, incluso cuando era flaca. Y eso es algo me ha afectando en la visión que tengo sobre mi propio cuerpo, de estar siempre comparándome con mis referentes y darme cuenta que no me parezco a ninguna de esas personas“, explica.

En el marco de esta campaña, El Dínamo acompañó a Antonia a diferentes tiendas del retail.

De tallas y marcas

La primera parada fue Zara, reconocida tienda española con siete sucursales a lo largo del país. Dos pantalones talla 46, un bombacho y dos poleras XL llevó Antonia al probador.

El primer pantalón, de estampado tartán y tela strech, le entró a presión, dificultando su movilidad debido a lo ajustado. El siguiente, un jeans blanco y pitillo, le llegó a media cadera. En tanto, el bombacho XL, no subió más allá de las rodillas. Ambas poleras, también XL y que debían ser sueltas, quedaron como petos cortos y ajustados en la modelo.

¿Cuánta gente estamos dejando fuera? ¿Cuánta gente está siendo censurada o discriminada sin que te lo digan indirectamente? Nadie te va a decir no puedes entrar a esta tienda porque eres gorda’, pero si entras no vas a encontrar nada“, expresó Larraín al respecto.

Como experimento, decidimos probar el bombacho XL en una persona talla 40. Efectivamente, quedó casi perfecto, demostrando que el extra grande está pensado para alguien con un cuerpo 40-42. 

Tras esto, nos trasladamos a las multitiendas que suelen ser más accesible para las chilenas. En estas, probamos quince marcas distintas, de las cuales sólo cuatro cumplieron con la talla 46 que prometían ser: Wados, Ash, Cyan y Violeta by Mango. Las últimas dos, eso sí, son consideradas como marcas plus size.

Con los jeans Efesis e Index, la experiencia fue parecida a la de Zara: la talla 46 finalmente quedó casi perfecta en una persona de talla 40. 

Conversando con las vendedoras, descubrimos que la mayoría de las marcas juveniles llegan hasta la talla 44-46, pero algunas son conocidas por tener “tallajes chicos”, como en el caso de iO o Barbados. De la última, Antonia se probó un pantalón 48 (de las pocas que tenía hasta ese número), pero tampoco logró subirlo más allá de sus caderas.

Por su parte, la estadounidense Forever 21, sólo tiene sección plus size en la sucursal de Costanera Center.

Pantalón Barbados en talla 48.

Tras las pruebas, la modelo se refirió a cómo la industria, al hacer la ropa hasta cierto tipo de talla, impone un límite a las personas. “Es como que si estás en la última, en algún extremo, 34 o 46, y no bajas o no subes de peso, simplemente no hay ropa para ti”, señaló.

Si bien el activismo de Antonia Larraín ha sido aplaudido por muchos, también ha recibido cientos de críticas a través de las redes sociales. “Mucha gente dice que promuevo la obesidad y no es así, pero sí creo que hasta la persona más obesa, más delgada o con más discapacidades merece respeto y no puede andar en pelota porque no calza con el estereotipo“.

“Acá hay un tema de visibilización, de decir ‘esta gente existe y tenemos que incluirlos’, no esperar que ellos adapten sus cuerpos a lo que la industria requiere“, sentenció.

Pantalón Privilege en talla 46.

El rol de los medios y la publicidad

Según el estudio ‘Nuestra Apariencia en Perspectiva’ de la organización La Rebelión del Cuerpo, las mujeres entre 14 y 45 años invierten 3,6 horas al día pensando en su cuerpo. Es decir, 54 días al año imaginando cómo mejorarlos.

Pero esta no es la única cifra alarmante, según Adimark y ONU Mujeres 1 de cada 2 niñas entre 10 y 17 años en Chile siente presión por su imagen física, mientras que un 40% de ellas deja de hacer alguna actividad pública porque no se siente segura de cómo se ve físicamente ni de si proyecta la imagen deseada.

Paula Escobar, directora de las revistas de El Mercurio y pionera en eliminar el photoshop de sus ediciones, criticó duramente a los medios de comunicación, a quien considera los mayores culpable. “Tienen un impacto enorme en la creación de estándares de belleza inalcanzables, irreales y dañinos para las niñas y mujeres. El mostrar cuerpos que no representan ni al 0,01% y que además están alterados digitalmente es un tipo de violencia simbólica contra la mujer”, señala.

Escobar, quien es parte de Niñas Valientes (fundación que vela por el autoestima de las niñas y adolescentes), asegura que la ausencia de un espectro mayor de tallas o que sean más pequeñas de lo que dicen ser, es un elemento de discriminación. “Es un mensaje implícito de que su cuerpo no está dentro de los cuerpos que son susceptibles a tener la ropa que quieren. Le están diciendo que la elección de ropa es solamente para las personas que tienen un cierto tipo de cuerpo o delgadez”, dice.

Tras salir del centro comercial, Antonia insiste, con más convicción, que seguirá intentando cambiar la industria de la moda desde adentro a través de su campaña y las redes sociales.

Por ahora hay algunos cambios, pero minúsculos“, lamenta, pero también agrega que ha visto cómo las mismas compradoras han empezado a exigir más. “La idea es que todos sientan que hay un lugar para ellos. Gordos, flacos, altos, bajos, curvilínea o no, no pueden existir sólo un estándar de belleza. Por eso se habla de una lucha, porque realmente estamos peleando contra el sistema“, enfatiza.

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