Durante la edición prime de Gran Hermano, mientras se encontraban en el estudio recibiendo a Francisco, el más reciente eliminado, Julio César Rodríguez anunció que espiarían qué estaba ocurriendo al interior de la casa, donde Cony y Pincoyaestaban teniendo una sincera conversación.
En ese momento, la imagen mostró cómo la chilota estaba consolando a su “lulo” luego de que ambas, por primera vez, abordaran de manera sincera la pelea que protagonizaron hace unas semanas y que terminó con Capelli pidiendo la expulsión de su amiga.
Si bien no se mostró el inicio de ese momento o cómo se llegó a esa escena, donde también estaban presentes Viviana y Scarlette, según se pudo entender, la bailarina sufrió una crisis al darse cuenta que para Pincoya, el conflicto que vivieron había sido lo peor que había vivido en la casa.
Cony, ante la posibilidad de ir a cocinar junto a Diana Bolocco, se negó porque “estoy pa’ la cagá“, ya que estaba con jaqueca, pero ya se había tomado un clotiazepam, por lo que solo necesitaba descansar.
A pesar de todo, Pincoya se comprometió a cerrar el tema de una buena vez y aseguró que cuando salga de Gran Hermano no va a responder a lo ocurrido, “aunque me lo pregunten”.
“No me molesta que hables de eso. Me da pena que tú digas que es como lo más terrible que has pasado acá adentro, cuando siento que no es así”, respndió Cony con lágrimas en los ojos, pero Jennifer le explicó que “es como que me peleara con mi hijito, y yo te veo como mi hija. Es un dolor de mamá”.
El caso salió a la luz en los últimos días, luego que en redes sociales se compartiera la imagen de un puma muerto y desmembrado en Torres del Paine, lo que provocó conmoción.
"Fue la luz que animó a tantos sobrevivientes. Al final, el costo del abuso fue tan alto que para Virginia se volvió insoportable", escribió su familia.
Esta conversación se da luego que Trump asegurara que ya había alcanzando un acuerdo con Rusia para un cese al fuego definitivo y que solo faltaba el visto bueno de Kiev.
En las afueras de la Basílica de San Pedro se hicieron presentes más de 250 mil personas y la ceremonia de despedida de Francisco se extendió por dos horas, ante la mirada de líderes mundiales como Donald Trump, Emmanuel Macron y Volodymyr Zelensky, entre otros.
Aunque cabe la posibilidad de que los ingenuos seamos nosotros y que este cacique electoral, que casi siempre saca la primera mayoría en las elecciones, no sea el niño bueno que quiere mostrarnos. Puede que no mienta, pero que diga la verdad de un modo conveniente. Puede que sepa, mucho mejor de lo que aparenta, jugar el juego de la política.