¿Se hizo justicia en Providencia?
Lo que ha ocurrido en Providencia demuestra que a la hora de hacer política pública, es esencial el diálogo y la templanza, junto a una adecuada planificación y evaluación de impactos; ambos totalmente ausentes en la administración de Errázuriz.
Marcelo Crespo es Consejero de Evópoli
Las aguas en la municipalidad de Providencia parece que están algo más calmas. El Consejo Municipal de la comuna aprobó la modificación de la ordenanza que restringía los horarios de venta de alcoholes en los sectores de Bellavista, Tobalaba, Santa Isabel, Manuel Montt, Providencia y Nueva Providencia, permitiendo que las botillerías y locales gastronómicos puedan funcionar hasta horarios más cercanos a los establecidos en la ley que los regula. En palabras simples, la Municipalidad de Providencia echó pie atrás y por ende ya no tendremos “toque de queda”, lo que me parece, en parte, una excelente noticia.
Pero no porque se haya revertido esta situación, nos vamos a olvidar de todo el daño causado a la comuna, al comercio y a sus habitantes. Cómo reparar las millonarias pérdidas que sufrieron empresarios gastronómicos y/o discotequeros del sector es una de las preguntas que surgen. Y otra más relevante todavía es, si la municipalidad de Providencia seguirá teniendo el mismo prestigio que tenía hasta hoy, con una alcaldesa y un concejo que evidencia falta total de coherencia y capacidad real de análisis.
La alcaldesa Errázuriz volvió a votar en contra de la modificación que ampliaba en parte los horarios, lo que pone en evidencia que efectivamente la tozudez se apoderó de ella. Lo que ha ocurrido en Providencia demuestra que a la hora de hacer política pública, es esencial el diálogo y la templanza, junto a una adecuada planificación y evaluación de impactos; ambos totalmente ausentes en la administración de Errázuriz. Justamente aquella candidata que surgía de la sociedad civil y que proponía una forma diferente de hacer política, resultó ser en la práctica, autoritaria y poco dialogante.