Las ventajas de adoptar un animal adulto
Adoptar a mi nuevo gato en plena adultez no influyó en que no pudiésemos tener afinidad y acostumbrarnos el uno al otro, sino todo lo contrario: es extremadamente cariñoso y sociable con otras personas y gatos.
Ximena Wiesenfeld es Directiva AnimaNaturalis Internacional-Chilechile@animanaturalis.org
Cuando alguien me pregunta o me pide un consejo sobre qué animal adoptar, siempre recomiendo optar por uno adulto. Sé que los cachorros atraen más porque se ven tiernos y hay una idea instalada al respecto: que es mejor criarlos desde pequeños porque mientras más grandes sean, más cuesta que sientan apego y cariño por su familia humana. Algo que se acerca más a un mito que a la realidad.
Hace unos años, cuando sólo tenía una gatita, me mudé a un lugar más amplio y no dudé en pensar en adoptar nuevamente. Entré a Facebook y busqué en las páginas de mis amigos rescatistas. Contrario a lo que suele pasar, yo quería un gato que tuviera menos posibilidades de encontrar hogar, ya sea por viejo, por alguna discapacidad o incluso porque tuviese una enfermedad terminal. Tal vez pueda parecer extraño, pues todo el mundo al momento de pensar en adquirir un animalito para la familia piensa en uno joven y sano.
Así, revisando muchos casos me encontré con la historia de Trigo: un gato adulto de 4 años que vivía en Colina y que había tenido un carcinoma (cáncer) en su nariz. Trigo estaba siempre afuera de un almacén. Vivía escondido arriba de los árboles, huyendo de los perros que lo perseguían. Y las personas lo correteaban, pues su estado físico era deplorable y esto en vez provocar compasión les producía rechazo: desnutrido, sucio y con la cara deforme a causa de su enfermedad.
Afortunadamente María Teresa quiso ayudar a este gatito y en un intento por sacarlo de ahí lo trasladó a un sitio eriazo. Pensó que ahí estaría más protegido y ella podía visitarlo al menos para llevarle comida todos los días. Por desgracia no podía llevarlo a su casa porque ya tenía mas de 20 rescatados, entre perros y gatos. Un día ella llegó al lugar para alimentarlo como de costumbre y uno de los guardias del lugar le dijo que la noche anterior otros nocheros habían estado celebrando el cumpleaños de uno de ellos y en medio de una borrachera habían querido tirarlo a una fogata.
Ante el inminente riesgo, María Teresa llevó a Trigo a una clínica veterinaria. Pidió apoyo a Gabriel Díaz Solar, de la agrupación Rescate Felino, para pedir aportes para pagar los gastos médicos, pues estaba decidida a no sólo salvarlo de todo, si no a sacarlo adelante. Después de varios exámenes se pudo concluir que el cáncer de Trigo no era terminal y podría tratarse con sesiones de quimioterapia.
Finalmente Trigo se recuperó, ganó peso y se quedó en la clínica mientras esperaba ser adoptado. Sin embargo, por sus antecedentes de cáncer nadie lo quería. Llevaba cuatro meses viviendo ahí y cada vez que alguien entraba a verlo se desesperaba por recibir cariño y atención. Era hora de que alguien lo acogiera.
Cuando me enteré de su caso no dudé que él era el elegido. Ya han pasado cuatro años y Trigo vive feliz y sano. Adoptarlo en plena adultez no influyó en que no pudiésemos tener afinidad y acostumbrarnos el uno al otro, sino todo lo contrario: es extremadamente cariñoso, sociable con otras personas y gatos. Y ya no importa lo que pase, si vivirá mucho tiempo más o poco. Lo importante es que se pudo cambiar su destino y todo gracias a la buena voluntad, la compasión y el genuino amor de un grupo de personas que no escatimaron tiempo ni recursos por salvar su vida.
No tengan prejuicios en adoptar un gato o un perro adulto o anciano. Todos merecen la oportunidad de vivir y también morir en un hogar rodeado de cariño y cuidados. Tampoco teman a la posibilidad de perderlo al poco tiempo de adoptarlo porque eso se puede revertir y puede que tengan la suerte que he tenido de tener a Trigo todo este tiempo.