Depeche Mode en Chile, era hora de disfrutar el silencio
La tercera visita de de la banda inglesa al país era una deuda pendiente.
Bárbara Alcántara es Periodista especializada en música. Instagram: chicarollinga
Los pasos que identifican la estética de Spirit, el último disco de Depeche Mode, se proyectan en la pantalla central de una apoteósica puesta en escena, de fondo suena una melodía que se asemeja a “Cover me” uno de los singles del mencionado álbum. Luego, la pantalla se transforma en un lienzo con colores vibrantes y ya podemos ver a Martin Gore y a Andrew Fletcher en escena. En una esquina se asoma una silueta que se contorsiona, es Dave Gahan quien irrumpe vestido de negro, con un chaleco tipo gillette y unas botas vaqueras brillantes. Su rostro está maquillado y su bigotillo ha adelgazado.
“Going Backwords” es la elegida para empezar y encender a un público friolento, audiencia que no reacciona hasta que empiezan las características bases de “It’s no good”, Gahan gira enloquecido, círculos que son su sello sobre el escenario y deja ver que lo que se viene será oscuramente teatral.
Atrás y en un pedestal está el hombre de las máquinas, Fletcher contempla a través de sus anteojos a un concurrido Estadio Nacional, mientras que Martin Gore se mantiene en un segundo plano esperando el momento de interpretar “The child insight” del disco Delta Machine (2013) y “Strangelove” de Music for the Masses (1987).
Para el Global Spirit Tour el trío cuenta con dos músicos invitados; Christian Eighner en la poderosa batería y Peter Gordeno en el bajo y teclados, quien además tiene un rol protagónico en los coros. La gira comenzó en mayo del 2017 y la última fecha está agendada en junio de este año, hecho que convertirá a esta serie de conciertos en el tour más largo de los ingleses.
Una vez más contaron con la colaboración de su socio Antón Corbjin en las visuales que a ratos parecían estar en tres dimensiones. El contenido tuvo espacio hasta para un corto que apoyó “Walking in my shoes”, canción que apela a la empatía y que Gaham interpreta como solo él sabe hacerlo. Junto con eso, el líder de la agrupación tras “Personal Jesus” da rienda suelta a su dramatismo lúdico y provocador. Con casi cuarenta años de carrera, el hombre que tuvo un protagonismo importante en la composición del último disco, juega, baila y seduce como si estuviera en su mejor momento.
La tercera visita de Depeche Mode a Chile era una deuda pendiente. En 1994 debutaron en el Velódromo del Estadio Nacional, en esa época aún contaban con Alan Wilder en sus filas y llegaron para promocionar su octavo disco de estudio, Songs of Faith and Devotion (1993). Quince años después, en el 2009, volvieron al Club Hípico con un concierto que resultó ser un fiasco por la pésima visibilidad y mal sonido. Por lo tanto, era hora de verlos en un recinto que estuviera a la altura del show que los hombres creadores del rock electrónico son capaces de montar, tal como pasó anoche, a pesar de que el público, algo lacónico, pareciera haberse afectado por la primera noche helada del otoño.
Ya era hora, el momento de disfrutar el silencio había llegado. En buena hora.