Masculinidades y los condones
"Si el ministro debe educar en algo es justamente en el modo de abordar ciertas temáticas (salud sexual y reproductiva) y desde el punto de vista (personal y masculinidad) en que lo hace".
Devanir da Silva Concha es Antropólogo de la Universidad de Chile. Diplomado en Género y Sociedad de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y con Masters Degree de Gothemburg University.
El uso de condones en sí mismo es un acto de cuidado, propio y de la otra persona y que podría delatar un acto – en el marco de la perspectiva de género – poco masculino. Poco masculino en el sentido de que lo que indica la norma social en torno a cómo ser varón es justamente no usarlo, porque las tareas de cuidarse, responsabilidad y ética en temas de sexualidad es más bien un tema que lo toman las mujeres.
Pero también puede ser usado para reforzar ciertos estereotipos de género o de lo masculino que si bien no es una violencia explícita, física o simbólica, sí se constituye en un insumo que en nada aporta en las relaciones sociales ni como educamos a “nuestros” hijos en temas de salud sexual y reproductiva.
El ministro de Educación, Gerardo Varela, lo confirmó, a propósito de las cifras alarmantes de VIH/SIDA en Chile, con la famosa frasecita –seguramente sin mala intención– que delata justamente lo mencionado anteriormente.
Si bien podemos elogiar que sus hijos usen condones en su relaciones sexuales, el modo en que él – el padre – lo manifiesta es lo que –desde la teoría de género o más bien el activismo en temas de género– nos llama la atención.
A los hombres se les celebra las relaciones sexuales y a las hijas más bien se les condena cuando tienen varias parejas o de manera “excesiva”. Este video del grupo humorístico brasileño Porta dos Fundos delata justamente esa norma diferenciada por sexo.
La salud sexual y reproductiva no es solo un tema del espacio privado. Con el avance del VIH/SIDA es un tema necesariamente social. No solo tiene que ver que instauraremos conductualmente una forma de relacionarnos sino generar vínculos de cuidado de acuerdo a cada contexto social, situación y vida particular.
La responsabilidad de los hombres, en particular, reside en poner en el tapete la forma de enfrentar ciertos temas en la sociedad y también que veamos la manera de autocrítica y sin el castigo como modo de imposición porque se repite el modo patriarcal de imponer nuevas normas.
Estos dichos se encuadran dentro del contexto en el cual el gobierno y el ministro plantean las políticas en salud sexual y reproductiva y que finalmente contesta de modo personal, jactándose que sus hijos tienen muchas relaciones sexuales.
No corresponde responder a las preguntas en torno al tema desde lo personal ni menos plantar que sus hijos son “campeones”. O sea, más encima glorifica personalmente un tema que es de injerencia de todos y se debe enfrentar desde una política pública que ha omitido el tema olímpicamente durante los últimos 10 años. Si el ministro debe educar en algo es justamente en el modo de abordar ciertas temáticas (salud sexual y reproductiva) y desde el punto de vista (personal y masculinidad) en que lo hace.
Y en eso es característico de la masculinidad hegemónica o el patriarcado -en términos histórico estructurales- dado que no se incluye ni hace una crítica de su propio modo de funcionar en la sociedad, específicamente – en este caso– entorno a temas de salud sexual y reproductiva. Y en esto el uso de la pastilla anticonceptiva hormonal para varones un horizonte que vislumbra una posibilidad de poner en la palestra, pública y privada, de cómo actuamos en un ámbito del cual nos hemos autoexcluido, en términos socio-culturales.
Y para terminar les quiero dejar con justamente un estímulo para esto con este texto mío, inédito, presentado como ponencia en el V Coloquio Internacional de masculinidades (2015) o este texto de Daniel Alspicueta-Gho de la Revista Peruana de Salud Pública (2013).