LRAD
"El uso de este tipo de tecnología pone en serio riesgo la salud auditiva de todo quien esté expuesto al estímulo sonoro que genera a una intensidad que supera cualquier norma considerada segura".
Marco Quintana Bedwell es Fonoaudiólogo y académico de la Universidad Santo Tomás sede Concepción
Ante el anuncio del Gobierno de dotar a Carabineros de una “línea de nuevas armas no letales” para hacer frente a las manifestaciones en el contexto del estallido social en Chile, como fonoaudiólogos nos preocupa el uso de dispositivos acústicos, entre ellos LRAD (dispositivo acústico de largo alcance, por sus siglas en inglés), una herramienta disuasiva acústica que emite sonido a alta intensidad exponiendo a quienes se encuentren en su radio de alcance a consecuencias auditivas irreversibles.
El uso de este tipo de tecnología pone en serio riesgo la salud auditiva de todo quien esté expuesto al estímulo sonoro que genera a una intensidad que supera cualquier norma considerada segura, pudiendo provocar perforación timpánica; pérdida temporal o permanente de la audición, alteración del equilibrio, entre otras.
Nuestro rango frecuencial audible aproximadamente es entre los 20 y 20.000 Hz. El LRAD también puede emitir un estímulo que va fuera de nuestro rango audible. En el caso de que se utilicen ondas infrasónicas (por debajo de los 20 Hz.) puede generar incomodidad y perturbación generalizada, en el caso de utilizar ondas ultrasónicas (por sobre los 20.000 Hz.) los efectos pueden ser psicológicos difusos, dolor y hasta daño en tejidos.
Según SENADIS, y de acuerdo con el II Estudio Nacional de la Discapacidad, el 16,7% de la población de 2 y más años se encuentra en situación de discapacidad, es decir, 2 millones 836 mil 818 personas, de ellos alrededor de un 23% corresponde a una discapacidad auditiva. Como Fonoaudiólogos tenemos la responsabilidad de dar cuenta de las consecuencias del mal uso de estos dispositivos, que no siempre son visibles y que aumentarían las estadísticas de discapacidad en nuestro país tal como ya ha sucedido con las lesiones oftalmológicas.
Como profesionales de la salud, consideramos necesario reevaluar la adquisición y uso de estos métodos antidisturbios que producen efectos a largo plazo irreparables, traduciéndose en una disminución en la calidad de vida de cientos de personas en nuestro país.