Zoom, Tik Tok y Ley Marco de Ciberseguridad
Nace así el imperativo de lograr la anhelada “confianza digital” en que esa reunión privada por Zoom no sea grabada por un tercero ajeno a la sesión y filtrada luego o peor, manipulada.
Kenneth Pugh es Senador independiente pro RN por Valparaíso
Por todos es sabido que el coronavirus hizo despegar el ciberespacio mundial. Con miles de millones de personas conectadas en línea al mismo tiempo las aplicaciones sociales de video se dispararon. Curiosamente las dos menos conocidas, Zoom y Tik Tok, fueron las que más crecieron, desplazando a las más tradicionales y poniendo en jaque a gobiernos que desde un principio señalaban que no eran lo suficientemente seguras, sobre todo, con el fenómeno llamado “Zoombombing”, que es una intrusión indeseada y perturbadora, generalmente ocasionada por troles y hackers de Internet, en una videoconferencia.
Eric Yuan, el creador de Zoom, ni imaginaba el año pasado que se convertiría este año en multimillonario. Le pegó el palo al gato al igual que su coterráneo Zhang Yiming, el creador de Tik Tok. Ambas han permitido el relacionamiento social de la humanidad que está en confinamiento o cuarentena, con videos muy cortos, creativos y adictivos (creados por tiktoker@s); y seminarios, sesiones o video reuniones que pueden ser larguísimas e interminables para aquellos que tienen cuenta Premium, donde las sesiones pueden durar incluso un día completo de forma continua con miles de personas conectadas a esa sesión. En estos encuentros virtuales también se han podido llevar a cabo celebraciones, cumpleaños y carretes que han servido de buena manera para promover el distanciamiento físico, pero manteniendo el contacto social, que es clave para sostener una buena salud mental.
Estas tecnologías han cumplido otro rol fundamental en la educación a distancia de millones de personas en todo el mundo, desde la enseñanza básica hasta la formación superior. Si no fuera por estas herramientas la educación telemática se habría hecho casi imposible. No obstante, esta nueva realidad ha dejado de manifiesto la brecha digital que existe en nuestro país. Sólo el 50% de los estudiantes en Chile tiene Internet en su casa, según informó el Ministerio de Educación. Lo mismo ocurre con miles de alumnos que no cuentan con un computador o dispositivos móviles para conectarse a la web o bien sólo tienen un aparato en casa con más personas necesitando compartirlo en los mismos horarios.
Considerando todos los aspectos positivos de la tecnología, no es de extrañarse entonces que cuando llegue la vacuna y todos puedan volver a relacionarse de la forma en que estábamos acostumbrados previo a la pandemia, la tendencia será el empleo de estos mecanismos de forma remota o mixta para reuniones, clases, capacitaciones o seminarios.
Por último, volviendo al fenómeno masivo de Tik Tok, que es digno de análisis, no sería extraño que Netflix comience a editar una serie y saga completa a través de miles de capítulos brevísimos. Hoy, las personas están mucho más desinhibidas y comparten en mayor medida sus vidas privadas, exponiéndose algunas veces de forma innecesaria, por lo que es urgente tener una legislación que proteja esa vida digital y los datos personales. Nace así el imperativo de lograr la anhelada “confianza digital” en que esa reunión privada por Zoom no sea grabada por un tercero ajeno a la sesión y filtrada luego o peor, manipulada, para desinformar y destruir la reputación de las personas o las diversas organizaciones participantes.
El mundo digital y en red ya se instaló. Este fue el año de Zoom y Tik Tok, pero vendrán cientos de novedades en los próximos años, al igual que nuevos gigantes de los datos que disputarán y destronarán a los que hoy han alcanzado la cima y probablemente nos enteraremos por un video corto en las redes sociales visto a través de un dispositivo móvil.