¿Bufonada o estrategia?
Jorge Gillies es Académico de la Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social UTEM.
Fuertes críticas han suscitado las apariciones televisivas de políticos relevantes, como Joaquín Lavín y Francisco Vidal, realizando teatralizaciones de diverso tipo.
El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, los calificó de “bufones”, precisando que su actitud lesiona la política y el periodismo. Para el consejero del Servel y analista político, Alfredo Joignant, por su parte, estamos ante “la degradación de la política, la indiferenciación entre legítimos adversarios y la democracia como circo”.
También en las redes sociales proliferaron ácidas críticas y cuestionamientos a las apariciones señaladas.
Hay que recordar que a la aparición de Lavín y Vidal disfrazados de O´Higgins y San Martín, respectivamente, se sumó otro “sketch” en que ambos políticos compartieron con Marco Enríquez-Ominami, Marcela Cubillos e Iván Moreira.
No se trata, precisamente, de aprendices políticos, sino de políticos de primera línea, varios de ellos anteriores y potenciales candidatos a la Presidencia de la República.
Ello agravaría, entonces, la acusación que apunta a un fuerte deterioro de la política, sobre todo en un momento de crisis de las instituciones.
Pero revisemos el entorno comunicacional de la política contingente: fuerte desafección a los partidos, escaso interés por la cultura política, bajo nivel de lectura y teorización, predominio de las emociones por sobre la razón en los debates y –sobre todo- la irrupción creciente de una cultura visual, en que la imagen es determinante y termina marcando el mensaje. Incluso se habla de que vamos por el camino de una “sociedad postlingüística”.
En ese contexto, quizás, no se trate entonces de una actitud bufonesca poco pensada, sino de una estrategia claramente diseñada, que busca atraer a sectores despolitizados.
Bajo esta óptica, el periodista y analista político Mirko Macari, sostiene que la aparición de los señalados políticos les reportará “puras ganancias” en las próximas contiendas electorales.
En todo caso, tendremos suficientes de ellas en los próximos meses para verificar quien, finalmente, tenía razón.