La Constitución con apellido (4 claves para entender)
"El claro éxito de una participación del 50.8% y, una votación del 78.3% para una de las opciones, permite conclusiones superficiales en algunos casos, pero también profundas en otros y son muchos los temas que saldrán de este proceso".
Braulio Jatar es Abogado, comunicador, escritor
Cuando el tema sobre cambiar la Constitución de Chile volvió a la opinión pública, recuerdo haber dicho algo como “Constituciones no resuelven los problemas; esto parece ser un problema de apellido”. A pesar de que Ricardo Lagos logró cambiar gran parte de ella, y para un buen grupo de chilenos, en nada se parece a la anterior, seguía siendo la “Constitución de Pinochet”, y ese título, para la mayoría, se ha convertido en una pesada carga histórica.
El claro éxito de una participación del 50.8% y, una votación del 78.3% para una de las opciones, permite conclusiones superficiales en algunos casos, pero también profundas en otros y son muchos los temas que saldrán de este proceso. Por ahora, vamos a nombrar cuatro de ellos.
Distinta forma de leer los resultados
Sabemos que no todos los votos del “Apruebo” son de la izquierda, pero es posible pensar que el 21.7%, pertenece a la denominada derecha. Potenciales candidatos presidenciales apostaron temprano a ponerse de uno u otro lado, calculando hacia su futuro político. Paradójicamente dentro del grupo ganador hay muchos, por lo que el porcentaje se divide varias veces, por el contrario del lado perdedor son muy pocos, por lo que parece políticamente, un buen lugar para empezar una carrera presidencial. No nos equivoquemos, todo es un tema político y con políticos.
Proceso de Chile no es el de Venezuela
Hacer comparaciones con el proceso constituyente en Venezuela no es justo. Tal y como lo advertimos en su momento, cuando opinamos que “la transición de ambos países no sería igual”. Es necesario repetir que Venezuela y Chile tienen mucho que aprender uno del otro, por ser justamente diferentes. Sus historias recientes son exactamente lo opuesto. La Constitución que Chávez sustituyó, se construyó en una democracia que se hizo débil, la de Chile en una dictadura que se hizo fuerte.
Constituyente de partidos, políticos y nuevos líderes
Algunos temen que la Asamblea Constituyente se abarrote de extremistas, rebeldes, insurrectos. Los votos los ganan los partidos, los políticos y residualmente los que están fuera de éstos. El proceso va a ser llevado de la mano, principalmente por políticos, como a los aviones los conducen capitanes, a las empresas empresarios y a los sindicatos líderes de la masa trabajadora. Del proceso también surgirán maravillosos y extraordinarios nuevos líderes, que representarán frescas aspiraciones. Esa combinación que, para algunos, pudiera ser “indigestante”, es en realidad la auténtica representación del todo. Cualquier intento de anular un bloque por el otro, será un error que obligará a un nuevo proceso constituyente.
Constituciones no son computadoras
Las constituciones ordenan el Estado, protegen ciudadanos y establecen el marco de derechos y obligaciones para ambos. Durante el proceso de redacción y luego de aplicación de sus normas, muchos se encontrarán frustrados por las exceptivas que algunos han creado. Las constituciones no son computadoras, no resuelven problemas. Todo lo que se debe legislar o accionar ahora, debe hacerse sin más demoras, no esperen por milagros constitucionales.