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Actualizado el 31 de Marzo de 2021

“Nunca seré completamente libre”

Detrás de cada estadística de femicidio y/o de violencia contra la mujer, hay una persona a la cual se le está negando el derecho a la vida, la libertad y la seguridad.

Por Marcelo Trivelli
Marcha en conmemoración al Día Internacional de la Mujer en Quilpué (Agencia UNO/Archivo).
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Marcelo Trivelli

Marcelo Trivelli es Ex intendente de Santiago. Presidente de la Fundación Semilla

“Nunca seré completamente libre” no es una frase mía, sino que pertenece a Rebecca Solnit, escrita en su libro “Recuerdos de mi inexistencia”. La expresa en su calidad de mujer que, desde pequeña, al igual que la mayoría de las mujeres en el mundo, fue educada o, más fuerte aún, le inculcaron que para sobrevivir y evitar la violencia machista debía comportarse de tal manera que no se expusiera a situaciones que pudieran provocar a los hombres.

Desde niñas y jóvenes se les hace tomar conciencia de la vulnerabilidad que viven producto de la cultura patriarcal en que vivimos: mejor no caminar sola de noche por las calles de la ciudad, vestir sin mostrar partes de su cuerpo, no contradecir ni enfrentar los avances sexuales de los hombres, sino que callar y/o arrancar, no enfrentar la diferencia salarial ni las desiguales cargas de trabajo. Simplemente, aceptar resignadamente la superioridad del hombre porque desafiarla puede ser mortal. En resumen, renunciar a la libertad, un derecho humano fundamental.

Rebeca Solnit dice de manera certera que: “Me convertí en una experta en evaporarme, deslizarme y escabullirme, en retroceder y zafarme de situaciones difíciles, en esquivar abrazos, besos y manos indeseadas, en ocupar cada vez menos espacio en un autobús cuando un hombre se despatarraba e invadía mi asiento, en desligarme poco a poco o en desaparecer de golpe: en el arte de la inexistencia, ya que la existencia era muy peligrosa”.

Por el contrario, como hombre, nunca he sentido la amenaza de la violencia de género ni el acoso. Nunca me he visto en la necesidad de minimizarme. Tampoco he vivido la discriminación ni la desvalorización de mi trabajo. Nadie me ha reprochado no haber asumido en plenitud una labor compartida en la familia, pero si he sentido la crítica machista de ser “macabeo” por ir adelante en el cambio cultural.

Los testimonios personales son buenos y necesarios, pero también es importante conocer lo que está sucediendo para elaborar una política pública adecuada que permita prevenir y erradicar la violencia de género. Fundación Semilla hará entrega de los resultados del Estudio Percepciones y Actitudes Sobre la Violencia de Género Entre Adolescentes Escolares de Enseñanza Media (Chile), en un seminario el próximo 9 de abril de manera online. Tuvimos el privilegio de realizar este trabajo de investigación en el marco de la elaboración del Informe Anual sobre Situación de Derechos Humanos en Chile elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos. A su vez, viene a profundizar una investigación previa realizada en 2017 por Semilla en liceos y colegios de la Región Metropolitana.

Detrás de cada estadística de femicidio y/o de violencia contra la mujer, hay una persona a la cual se le está negando el derecho a la vida, la libertad y la seguridad (Declaración Universal de DD HH, N°3). Es importante para hombres y mujeres reconocer que hemos normalizado comportamientos violentos y nos hemos adaptado a vivir con ellos. Mientras no cambiemos, se escuchará el grito de mujeres: “Nunca seré completamente libre”. Está en nosotros cambiar cuanto antes esa realidad.

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