Bienestar socioemocional y aprendizaje en pandemia
Considerando que los niveles de estrés han aumentado por la pandemia y que el aprendizaje se potencia en condiciones de mayor bienestar, abordar el ámbito socioemocional de la comunidad educativa en su totalidad, pasa a ser prioritario y fundamental.
Florencia Alonso es Fundación Educacional Arauco
Algo que intuitivamente podíamos suponer, ha sido corroborado por la investigación neurocientífica: las experiencias de estrés -menores y mayores, puntuales o permanentes- pueden influir en cómo funciona el cerebro. No resulta descabellado entonces suponer que la capacidad de aprender se puede ver afectada en el contexto que estamos enfrentando.
Frente a esta posibilidad, no podemos quedarnos de manos cruzadas. La buena noticia es que las intervenciones socioemocionales son altamente efectivas para contrarrestar esa dificultad, especialmente cuando no se limitan a acciones aisladas. Si bien dichas acciones pueden ser efectivas y arrojar buenos resultados, es el trabajo transversal y sistemático, el que evidencia beneficios de carácter más profundo y permanente.
La pandemia ha puesto en primer lugar el aspecto socioemocional de equipos directivos, de educadores y, por supuesto, de sus estudiantes y familias. El mejor escenario para promover el desarrollo de este aspecto en niñas y niños es que los propios docentes estén contenidos afectivamente y se relacionen de manera sana con sus emociones. La sobrecarga propia del quehacer docente, exacerbada en el contexto de emergencia sanitaria, puede minar la condición afectiva de los profesores y alterar el clima escolar. Apoyarlos hoy en esta dimensión, permite avanzar en el aseguramiento de un clima propicio para el aprendizaje y el desarrollo personal de todos los integrantes de la comunidad escolar.
En un contexto de menor o ninguna presencialidad, mantener el contacto entre directivos y docentes, docentes y estudiantes, y entre estudiantes, se vuelve prioritario. El desafío en ambientes con poca o nula conectividad, lleva a considerar la utilización de redes sociales, por ejemplo WhatsApp, para establecer comunicación, saber cómo están, intercambiar experiencias en grupos pequeños, y hasta para compartir algo entretenido que hayan aprendido durante la semana. Así se fomenta el bienestar socioemocional y se gatilla la motivación hacia el aprendizaje (1). Ayudar a mantener o construir el vínculo es clave en estas circunstancias. El contacto de carácter personalizado, individual y grupal, es central y puede ser la base para dar pie al aprendizaje.
Considerando que los niveles de estrés han aumentado por la pandemia y que el aprendizaje se potencia en condiciones de mayor bienestar, abordar el ámbito socioemocional de la comunidad educativa en su totalidad, pasa a ser prioritario y fundamental. A su vez, desarrollar la capacidad emocional, tan clave para aprender a enfrentar las diferentes dificultades propias de la vida, ayuda a instalar una noción de aprendizaje más integral.