Falso positivo
Estos falsos positivos en política han dado respiro a un presidente moribundo que chapotéa en el barro y al parecer están dispuestos a seguir arrojándole una y otra vez un salvavidas.
Octavio González es Secretario general del Partido Humanista
Hay aún muchas preguntas que se deben dilucidar sobre la primaria residencial que los partidos de oposición discuten para llevar adelante.
Está claro que la ciudadanía progresista quiere un proceso transparente, abierto y participativo que con unidad haga posible impedir que la derecha continúe en el poder con sus fatídico desgobierno de los últimos tres años.
El pueblo chileno se ha manifestado en forma enfática en contra del Gobierno de Piñera y tiene el anhelo de un cambio constitucional, de un cambio verdadero en las reglas del juego que nos permita a todos construir un país más justo y digno.
El Presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, convocó a las y los candidatas y candidatos presidenciales y las dirigencias de partidos de la oposición para trabajar en un acuerdo de primaria unitaria sin vetos ni exclusiones con miras a alcanzar el próximo Gobierno.
Sin duda es una iniciativa urgente e indispensable. Sin embargo, a poco andar, no parece tan claro que todos quienes han participado de esta convocatoria tengan la misma idea en torno a la unidad y a la urgencia de avanzar en un proyecto transformador común para Chile.
La pregunta es si hay falsos positivos en la política chilena hoy y en este grupo que se supone debiera liderar con ánimo de cooperación esta idea de Carlos Maldonado. Ya sabemos de acuerdos bajo cuerda y de negociaciones tras bambalinas, lo que también conocemos como“cocinas políticas”, término que a algunos les causa molestia y escozor, pero que saben llevar a la práctica muy bien porque lo vienen haciendo por años, o simplemente aprendieron muy rápido a negociar a espaldas del pueblo.
Estos falsos positivos en política han dado respiro a un presidente moribundo que chapotéa en el barro y al parecer están dispuestos a seguir arrojándole una y otra vez un salvavidas. Inspirados, probablemente, en lo que llaman una “democracia de acuerdos”, pero sólo entre ellos, como lo hicieron con el pésimamente mal llamado “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” para inyectarle algo de oxigeno a Piñera y los enclaves conservadores de este país.
Sin embargo, el país ha cambiado y mira con atención lo que hacen los falsos positivos, las organizaciones sociales y el pueblo se inclina por quienes realmente, y en forma genuina, se ponen de su lado para enfrentar al poder. Chile después de octubre de 2019 es otro país, es una sociedad en donde estos falsos positivos, que son como los falsos profetas, no tienen cabida ni lugar.
Invito a reflexionar sobre este proceso político a los partidos de la oposición política con la mayor apertura y honestidad, sin la calculadora en la mano, sin vetos ni exclusiones, sin miedo a la radicalidad democrática, sin cálculos mezquinos y con la frescura y solidaridad que sólo el pueblo puede entregar. Construir una política y forjar un futuro para Chile debe ser un camino en donde todos tengamos un espacio.