Los profesores en versión digital
Este período de pandemia nos enseñó que el uso de las TIC llegó para quedarse, que se requiere una regulación de su uso y que tenemos que mejorar la equidad para un acceso libre y universal.
Tal es la importancia que tiene el uso de nuevas tecnologías en la educación, las llamadas TIC, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) entrega cada año el Premio UNESCO-Rey Hamad bin Isa Al Khalifa a dos proyectos destacados a nivel mundial por su aporte en el uso de las TIC para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, en línea con uno de los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible relativo al acceso universal a una educación de calidad.
En los próximos días, esta organización lanzará su convocatoria 2022 y veremos cuán innovadores y creativos hemos sido en educación a la hora de enfrentar el complejo escenario de pandemia.
Mientras esperamos estos resultados, podemos adelantar las oportunidades que el uso de las TIC nos presentan a largo plazo.
Tenemos un primer protagonista: el estudiante, un nativo digital familiarizado con la tecnología desde los primeros meses de vida. Por otro lado, tenemos a un cuerpo docente que en pandemia se vio forzado a responder frente a una realidad de educación a distancia, en la que tuvo que desplegar, en la mayoría de los casos, los incipientes conocimientos en las TIC para convertirlos en sus mejores herramientas para mantener cierta continuidad en los procesos cognitivos y de interacción en el aprendizaje.
En nuestro país, las TIC permiten a las comunidades educativas, especialmente a los estudiantes, acceder a distintos apoyos en línea, como bibliotecas o material didáctico, facilitan ambientes de aprendizaje, promueven la creatividad y el desarrollo cognitivo logrando una alfabetización digital en competencias indispensables para el mundo laboral. A los docentes les permite, entre otras cosas, acceder a la adquisición de competencias, de conocimientos y de habilidades, y participar en redes de cooperación. Esta conformación de comunidades virtuales se transforma en un círculo virtuoso, ya que aumenta su interés por aprender a usar más tecnología, especialmente aquellas de mayor potencial educativo.
Este período de pandemia nos enseñó que el uso de las TIC llegó para quedarse, que se requiere una regulación de su uso y que tenemos que mejorar la equidad para un acceso libre y universal. Además, nos presentan la enorme oportunidad, a las facultades de educación, de desarrollar sistemas de educación más abiertos y flexibles, incorporando en los currículos de formación inicial de manera relevante -y no marginal-, la preparación en competencias digitales. En nuestra planificación estratégica para los próximos 4 años la innovación digital y la implementación de metodologías educativas con base tecnológica y el uso de la inteligencia artificial, serán la clave de la formación inicial docente.
María Jesús Honorato
Decana Facultad de Educación Universidad de Las Américas