
Podríamos decir que como avión. Porque corren apenas tres meses del 2025 y la industria de la música en vivo local ya suma más de 100 conciertos realizados y quedan otros 240 más en carpeta. Esto, de acuerdo a la lista que consolidan las cuatro ticketeras más importantes que operan en el mercado, PuntoTicket y Ticketplus, entre ellas. Por cierto que cantidad no garantiza calidad, pero el promedio de prácticamente un show diario para la presente temporada, habla a las claras de un rubro que, al menos en la “big picture”, pareciera estar lejos del pesimismo reinante para la economía local.
El primer trimestre ya vio los recitales del Festival de Viña, REC (Rock en Conce), Lollapalooza y las varias decenas de eventos estivales que se realizan a lo largo del país entre enero y febrero. Encuentros que, hay que decirlo, son los que “paran la olla” de los artistas locales junto con las actividades de Fiestas Patrias. Y pensando en lo que viene, festivales electrónicos como Respira, Baum y Creamfields; giras acústicas como las de Los Bunkers, Los Jaivas y Beto Cuevas; despedidas como la de Lucybell en octubre; decenas de tributos locales e internacionales; hitos de aniversarios como los de Joe Vasconcellos, Los Tres y Saiko; y fenómenos como los siete Movistar Arena que se anotará el chileno Kidd Voodoo en julio, son algunos de los hitos que marcarán la agenda de aquí a diciembre. Se sumarán también extranjeros de alto perfil: System of a Down, Kylie Minogue, Katy Perry, Rod Stewart, Linkin Park, Dua Lipa y el esperado arribo local de la cacareada reunión de Oasis, también adornan la cartelera 2025 confirmando cómo tratan en Chile con los precios de entradas más altos de Sudamérica. Sin embargo, el brillo del neón en la vidriera contrasta con la oscuridad detrás del mostrador.
Después de la pandemia y tal como en otras partes del mundo, Chile experimentó una suerte de renacer de los shows en vivo. Eventos masivos, medianos y chicos tuvieron público asegurado, pero luego de siete u ocho meses, hacia fines del 2022, el entusiasmo empezó a decaer y a ponerse más complejo el panorama para los actos de menor convocatoria. Ya decantado el fervor post pandémico, los consagrados mantuvieron buena salud, pero siempre en los mismos lugares donde antes del Covid también rendían y que, por la misma contingencia, ya habían cambiado las condiciones del juego al dejar de ofrecer un monto fijo para los artistas (una base de sueldo asegurada más allá del porcentaje de la venta de entradas).
Así se fue instalando la fórmula de la autoproducción que terminó siendo perjudicial para los artistas por la sobreoferta. Si al regreso de pandemia casi todos los shows eran “sold out”, para los años venideros se vino una expresiva baja en ventas de un 25 por ciento aproximadamente y en eso también tuvo mucho que ver la incapacidad de gestionar en un país con limitadísima oferta de recintos. Chile no tiene espacios con capacidades medianas y lo saben bien los músicos nacionales: o es un teatro de mil 500 butacas o te vas directo a un club para 100 o 200 personas. Si no eres un artista que puede cubrir espacios con capacidad para arriba de 800 asistentes, la situación es compleja. En Santiago, por ejemplo, también influye la falta de recintos en comunas de tránsito y en regiones la cosa empeora: descontando el correspondiente Municipal de cada comuna (muchos de ellos con demoradas mejoras en su infraestructura técnica), con suerte hay un segundo espacio para aspirar al aforo mediano.
Claro. Más de algún entusiasta podría retrucar con lo de Kid Voodoo y el fenómeno del sonido urbano. Pero lo cierto es que la industria percibe aquello más como una reacción a la tendencia de moda que a algo más permanente. De hecho, oculta un gran dilema generacional: la falta de apego. Más que en ningún otro género, en el mundo urbano se advierte nítido el rápido cambio de gusto entre su público.
Contrariamente a la fidelidad de las generaciones más adultas que mantenían aprecio por números con los que crecieron y que siempre van a querer ver de nuevo sin importar el tiempo que pase (Simply Red, Fito Páez, Chayanne y Cadillacs como algunos ejemplos de los que nunca fallan en la ticketera local).
Muchos de los números actuales, en cambio, agotan su poder de atracción con la misma rapidez con la que venden tickets en sus 15 minutos de fama. ¿Chile, país de eufóricos y nostálgicos? Pues sí, ahí está la cartelera de conciertos de este 2025 para comprobarlo.