El "caso bomba" de Las Vizcachas: Estudiante lleva un año en prisión preventiva
El viernes, el Ministerio Público podría comunicar el cierre de la investigación, para dar paso a las audiencias. Su madre, quien asegura que Víctor es inocente, no ha dejado de protestar estos meses por la demora del proceso.
“Todo esto ha sido una pesadilla”, dice Lidia Encina sobre el encierro de su hijo, un joven de 23 años recién egresado de Relaciones Públicas quién lleva doce meses detenido por una supuesta participación en el ‘bombazo’ que afectó al retén de Carabineros de Las Vizcachas. Por eso, la mayoría de las veces, no piensa en el tiempo que le demanda cada protesta, en el calor que hace, tampoco importa el cansancio ni el estado de ánimo. Para ella, hay sólo un objetivo: denunciar que su hijo lleva preso un año en la cárcel de Puente Alto. Protesta en la Plaza de Armas por Víctor y sale a la calle con megáfono para gritar que es inocente. Para ella, este un mal sueño que se ha extendido más de lo que pensó. En cada manifestación la siguen su familia, cuñadas, vecinos y amigos de Víctor. Dice que no descansará hasta que su hijo vuelva a la casa.
La familia Montoya Encina, no olvida el ocho de febrero del 2013, el día que a Víctor lo detuvieron. Lidia tampoco olvida el gran contingente policial que entró a su casa en el pasaje de la Villa Canadá de la Florida. “Alumbraba hasta un helicóptero, ellos entraron a la casa y empezaron a revisar todo, se llevaron algunos cd’s, de una banda que se llamaba ‘Noche de bomba’, se llevaron una bufanda de él que decía “hardcore” y dos gorros de lanas negros tipo jockeys”, recuerda. Entonces, dice que le preguntaron si su hijo era anarquista y ella lo negó con la cabeza. Aclaró que era vegano y un carabinero le respondió “Es lo mismo ¿no?”.
-No pueh, no es lo mismo, busque un diccionario para que aprenda las diferencias- , le dijo al policía que dirigía el operativo. Para Lidia, a su hijo se lo llevaron por discriminación, por su forma de entender la vida y hasta por tener conciencia social. “No hay pruebas contundentes contra él, ¿que es vegano? ¿que no come carne? Mi hijo había egresado de estudiar Relaciones Públicas en el Duoc de San Carlos de Apoquindo, se iba a tomar ese verano para descansar y mire lo que pasó”, comenta con rabia.
Ahora sólo tiene dos días, martes y sábado, para visitar y conversar con su hijo en la cárcel de Puente Alto. Dice que Víctor capea las horas haciendo ejercicio y leyendo, pues está seguro de que volverá a salir. “El que nada hace, nada teme pues, le contesto, yo”, dice Lidia.
La noche del bombazo
El 8 de febrero de 2013, un cuarto para las doce de la noche, Víctor Hugo Montoya salió de su casa en La Florida a bordo de la camioneta de sus padres, una vieja station Hyundai del año 1978. Según el testimonio de Víctor, relatado posteriormente por el joven a su madre, tras visitar a un amigo se dirigió donde una niña con la que estaba recién saliendo. Se perdió y nunca logró dar con la dirección, fue en ese momento cuando decidió volver a su casa. En el momento en que entró a la calle donde vive, se encontró con Carabineros, quienes lo detuvieron, acusándolo de ser sospechoso de participar en la explosión de una bomba ocurrida esa noche en el retén de Carabineros de Las Vizcachas.
Según puntualizó el fiscal Claudio Álvarez en el control de detención, el artefacto habría sido fabricado con un extintor, dos kilos de pólvora y un reloj detonador. Este se habría dejado al costado de la calle a pocos metros de los dormitorios del retén, donde descansaban dos uniformados. La explosión habría dejado a uno de ellos con trauma acústico y lesiones leves.
Tres días después del incidente, el 11 de febrero, Víctor Hugo Montoya fue formalizado por colocación de artefacto explosivo usando la Ley Antiterrorista. Desde entonces, se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Puente Alto.
Rodrigo Román, el abogado del joven, comentó que este viernes el Ministerio Público debería comunicar el cierre de la investigación y de ahí esperarán diez días de plazo para formular acusación. Luego vendrá la audiencia de preparación de juicio, que debería estar lista en marzo, y el juicio oral sería en abril. También se refirió al largo tiempo que su defendido ha pasado en la cárcel. “La prisión preventiva tiene que ver con los supuestos del Ministerio Publico y el Juzgado de Garantía de Puente Alto que ha creído siempre en la versión de la Fiscalía.Nosotros creemos que es infundado, que hay un castigo anticipado con su encierro, y que por lo tanto el Estado chileno tendrá que hacerse responsable de la prisión preventiva de un año en la que se ha encerrado a un ciudadano chileno de 23 años acusado injustamente por la Ley Antiterrorista. Hoy el único camino es la absolución”, explicó.
El Dínamo se contactó con el departamento de comunicaciones de la Fiscalía Metropolitana Sur donde contestaron que, según la información entregada por los propios fiscales a cargo, recién la próxima semana se avocarán a las últimas diligencias pues la causa se encuentra próxima al cierre de la etapa investigativa. “Mientras no se cierre la investigación la Fiscalía Regional Metropolitana Sur no se referirá al tema”, comentaron.
El encierro en la cárcel
Según el abogado Rodrigo Román la única prueba que hay en contra de Víctor, hasta el momento, se sostiene en la declaración de dos ‘testigos reservados’, cuyos testimonios serían inconsistentes y contradictorios entre sí. “Todo lo que rodea el caso es lo que siempre ha hecho la Fiscalía Sur del año 2010 a la fecha, donde según ellos, la conducta terrorista se basa la literatura, afiches y toda la poesía anarquista, con eso pretenden crear convicción en los tribunales, pero ahora en la Región Metropolitana -en los cuatro juicios que ha habido desde hace cuatro años a la fecha- se ha desechado la acusación del Ministerio Público con los supuestos delitos terroristas”, comenta.
Ad portas de la audiencia y el juicio oral, Lidia Encina no se rinde a pesar de todo el sufrimiento que ha soportado en el último año. Dice que su hijo pasa el tiempo haciendo ejercicios con unas pesas que fabricó con botellas de agua. Comenta que “Isi”, su hermana menor le mandó el libro ‘Hacia Rutas salvajes’ de Jon Krakauer y Víctor se emociona leyéndolo. Explica que sólo lunes, miércoles y viernes puede llevarle comida, así que le prepara platos con tofu, hamburguesas de soya y líquidos naturales como jugos a base de té. “El tiene mucho carisma y fortaleza, sobre todo para enfrentar todo esto. Se ha llevado bien con los presos que están adentro porque él sabe que va a salir de esta”, reflexiona Lidia.