
José Miguel Insulza y Juan Gabriel Valdés, ex cancilleres del Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, negaron este martes que el Ejecutivo de la época haya ayudado al fallecido dictador Augusto Pinochet a fingir una enfermedad mental durante su detención en Londres, entre los años 1998 y 2000, con el propósito de conseguir su liberación y posterior traslado a Chile.
De esta forma, ambos antiguos ministros de Relaciones Exteriores del entonces mandatario demócratacristiano desmintieron lo aseverado por el ex asesor de Frei, Cristián Toloza Castillo, quien dijo que para conseguir ese propósito, se elaboró un informe que consignaba que Pinochet no se encontraba en buenas condiciones de salud como para ser extraditado a España.
Así lo aseguró el investigador británico Philippe Sands, quien precisó que Toloza reveló que el mencionado documento se elaboró para entregárselo al ex comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta, en el cual “se indicaba cómo debía fingir Pinochet que estaba deprimido“.
De acuerdo con lo manifestado por Sands en su libro Calle Londres 38, el informe contaba con 10 páginas en las cuales “describía cómo debía actuar Pinochet: tenía que decir que había pensado suicidarse, que tenía problemas de memoria, cosas irracionales y absurdas“.
Ex cancilleres de Frei Ruiz-Tagle negaron ayuda a Pinochet
Al ser consultados por radio Biobío sobre el tema, los ex cancilleres José Miguel Insulza y Juan Gabriel Valdés descartaron de plano que el Gobierno de Eduardo Frei haya ayudado a Pinochet a fingir una enfermedad mental.
“Es absolutamente falso que el gobierno del ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle elaborara o solicitara crear un documento en el cual se dieran instrucciones sobre cómo el general Pinochet debía fingir una enfermedad mental”, plantearon los ex ministros.
“Ni el presidente ni sus ministros se habrían prestado para manipular los hechos“, complementaron Insulza y Valdés.
En esa línea, aseguraron que “el supuesto documento no fue conocido ni creado por nadie del Gobierno. Y si hubiese existido, se hizo a espaldas del gobierno chileno“.
Ambos ex cancilleres recordaron que en ese momento se pidió a Inglaterra la extradición del dictador detenido en Londres con base en el principio de la jurisdicción nacional y de soberanía judicial, a fin de juzgarlo en Chile. Sin embargo, en definitiva las autoridades británicas lo liberaron por razones humanitarias y llegó a Chile el 3 de marzo de 2000.