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5 de Agosto de 2024

Lloro por ti, Venezuela

DICTADOR es una persona que por medio de soborno y terror impone su voluntad a su país. Soborna - dándoles excepciones y privilegios - a las fuerzas armadas y se hacer sostener por ellas; ostenta un poder ilimitado que no tolera discrepar con sus ideas, siquiera que alguien las discuta.

Por Tomás Szasz
Nicolás maduro advertencias elecciones en Venezuela
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Tomás Szasz

es filósofo

Pasó lo evidente, lo único previsible en una dictadura: el caudillo sencillamente borró de un plumazo hasta la más mínima posibilidad de reconocer que había perdido en forma contundente las elecciones, que desde ya eran una farsa, un paupérrimo teatro, un miserable circo para intentar a burlar la opinión internacional, para dar ridículos argumentos a sus defensores que en Venezuela existe un atisbo de democracia. A pesar de usar todo el aparato y dinero estatal para promocionarse, perdió estrepitosamente y se confirmó que el suyo es uno de los peores totalitarismos no solo de Latinoamérica, sino del mundo. Prometió un baño de sangre si perdía y lo está cumpliendo, sin reconocer su fracaso. Es una cruel venganza contra sus opositores, un descargo de su ira y vergüenza por haberse puesto en innegables evidencia ante el mundo su fraude sin precedentes. Su reacción logró confirmar qué mandatarios lo apoyan, simplemente lo aceptan, o lo condenan. No cabe duda alguna que los que lo aprueban, son tan condenables como el propio Maduro; justificar, aprobar el mal es pura maldad. Defender a un narco-dictador es defender a los carteles internacionales de droga.

Sus payasadas en los medios testimonian su falta de siquiera un gota de cultura; otra prueba de su barbarie y megalomanía; gestos y gritos que hacen recordar a Hitler. Exabruptos como “las protestas lo hacen entrenados en Chile y Perú”, “la oposición cometió los asesinatos”, “los opositores son criminales”, o su infantil invitación a Elon Musk para un pugilato público… insólito, paupérrimo, inaudito. Haber echado a diplomáticos de seis países de Venezuela y llamar al personal de sus embajadas y consulados a volver a casa demuestra su idiotez: eso solo le agrega más detractores. La persecución de opositores ya comenzó: está “convocándolos” para “amedrentarlos”, los acusa causar los desórdenes. Secuestros o detenciones en medio de anunciar la creación de la CÁRCEL DE ALTA SEGURIDAD PARA OPOSITORES; serán torturados, sometidos a hambre y vejaciones. Pocos saldrán vivos mientras Maduro siga – se eternice – en el poder.

¿Tengo que referirme a los pronunciamientos del PC chileno? Creo que no: toda persona que no sea comunista comprende el papelón que representan; aunque quizás no comprendan que quien lo defienda, de paso defiende al narco internacional que financia desde siempre a FARC y otros movimientos terroristas, al gobierno chavista y otros autocráticos del continente. Catalogar de democrático esos regímenes es una burla absurda a los por la izquierda tan defendidos DD.HH.

DICTADOR es una persona que por medio de soborno y terror impone su voluntad a su país. Soborna – dándoles excepciones y privilegios – a las fuerzas armadas y se hacer sostener por ellas; ostenta un poder ilimitado que no tolera discrepar con sus ideas, siquiera que alguien las discuta. Dispone de una fuerza policial “política” estilo Gestapo, KGB, Stasi, Securitate, AVO y sicarios para mantener una férrea disciplina; desde los antiguos reyes y emperadores nadie ejerce semejante dominio. Ejemplos sobran: Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, la dinastía Kim, los hermanos Castro, Hoenecker, Ceausescu, Marcos, Diaz-Canelo, Putin, Ortega… y evidentemente, Maduro. Los que apoyan su existencia, están soñando con un poder semejante; no sólo defenestran la democracia sino aprueban el genocidio que estos déspotas cometieron y cometen para mantenerse al mando mientras reina la miseria que trajeron a su pueblo.

Duele que el presidente Boric quien, aunque con su sorprendente condena abrió la puerta a la censura de otros mandatarios, tenga que tolerar la presencia de tres ministros del PC en su Gobierno; ¿es tan grande la influencia, la presión que no se atreve solicitar su renuncia? Es incomprensible que aún no condene severa- y rigurosamente a Maduro, por su fraude, por el atropello de todo derecho humano, arrojando a nuestros representantes de Venezuela; dejando que la ministra Tohá solo diga que echar a nuestros diplomáticos “era algo que estaba fuera de todos los planes. Jamás nos imaginamos una situación de este tipo“. ¿Acaso teme que un fuerte mensaje cause que el dictador rompa relaciones con Chile? El argumento de Vallejo, su vocera, que eso imposibilitaría la cooperación venezolana en la persecución del crimen organizado, es ridícula: ¿cuándo cooperó ese gobierno con los persecutores chilenos? Solo burlas y ofensas recibimos desde diversos estamentos del régimen chavista hasta hoy.

Las próximas semanas serán cruciales en la vida venezolana. Puede haber más o menos severas reacciones desde algunas democracias; pero tendrán poco o nulo efecto y, lamentablemente, castigarán a la población y no al dictador que seguirá disfrutando de sus privilegios y engrosando las riquezas robadas escondidas en paraísos fiscales: millones y millones, sustraídos de su país o pagado por el narco.
Mi llanto es sincero pues me tocó vivir bajo – y por suerte, escapar de – uno de estos nefastos regímenes. Al parecer Maduro no sabe, o no le importa cómo muchos terminaron; seguirá, no sólo por su ansia maníaca de poder total, sino también por el miedo de lo que le esperaría si suelta las riendas. Eso hace que se aferre a lo que la oposición le quiso, pero aún no pudo arrebatar.

No veo esperanza. No veo milagros. Pobre Venezuela: se hundirá cada vez más. Hoy, sólo puedo llorar por ella.

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