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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Reformas sí, pero para todos

"El problema que nos toca ver, es que lamentablemente las familias que han sido vulneradas en sus derechos no son parte de esa discusión".

Por Valentina Latorre
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Valentina Latorre es Directora Social de TECHO-Chile

“Las reformas no llegan a los campamentos”, reza nuestra campaña de captación de voluntarios. Se ponen entre signos de interrogación el derecho a la vivienda, la gratuidad, la asamblea constituyente, el derecho a la ciudad y la reforma tributaria. ¿Por qué? Me han preguntado algunos. ¿TECHO no está a favor de las reformas?

Como institución, creemos firmemente que nuestro país necesita cambios. Sabemos, porque la conocemos de primera fuente,  de la profunda desigualdad que se vive en Chile. De la boca de las familias, y del trabajo territorial que semana a semana realizamos, conocemos la injusticia. La pobreza, desde sus múltiples dimensiones, se nos hace evidente en cada campamento y villa de block. Esto, por supuesto, hace urgentes los cambios; no sólo los que la ley escribe, sino también el cambio de los paradigmas.

Desde ahí, las reformas a distintas materias se hacen urgentes e imperativas. Creemos que nuestro sistema de recaudación debe cambiarse de manera aún más equitativa que como la reforma tributaria hizo. Creemos que la educación requiere cambios aún más estructurales. Para eso consideramos que este primer paso es una señal clara del camino que debemos tomar. Es también muy necesario hacer una reforma laboral. La mayoría de los trabajadores de campamento tiene trabajos precarios y sin condiciones laborales dignas. Mientras que el otro tanto trabaja como independiente, por tanto la reforma no lo rige. Y del derecho a la vivienda ni hablar. Es evidente, dada la cantidad de familias que viven en campamentos, que esto se hace imprescindible no sólo desde la cobertura y acceso, sino también desde las ciudades que construimos y diseñamos para que nuestros compatriotas convivan.  

El problema que nos toca ver, es que lamentablemente las familias que han sido vulneradas en sus derechos no son parte de esa discusión.

La Encuesta Nacional de Campamentos (ENDC) de TECHO–Chile, realizada en 2015, nos arroja datos que lo hacen evidente.

En educación, sólo un 5,1% de las y los jóvenes que se encuentra estudiando lo hace en un establecimiento de educación superior y sólo 1 de cada 100 completa sus estudios universitarios (0,8%). Por si fuera poco, un 66,7% de las personas mayores de 19 años que vive en campamentos no ha terminado su educación escolar (en contraste con el 39,5% a nivel nacional).

Desde ahí, siendo el principal objetivo de la reforma tributaria la recaudación para la reforma a la educación, nos volvemos a quedar cortos.

En cuanto a la discusión constitucional que comienza este año, vemos como algo fundamental posicionar algunas de las principales problemáticas que se viven en campamentos y villas de blocks a lo largo del país. Independiente del formato que adopte la discusión -dentro de los cuales la Asamblea Constituyente es una de las opciones- nuestra preocupación se encuentra en lograr que las demandas sociales de derecho a una vivienda digna y de acceso a la ciudad se instalen en el debate político. Las etapas de respuesta por internet y de encuentros auto convocados para el proceso constituyente tampoco contemplan a cabalidad a los habitantes de campamento.

En relación al derecho a la vivienda, en su último discurso del 21 de Mayo (2015), la Presidenta Bachelet se comprometió a cerrar 60 campamentos durante el 2015.  A pesar de esta declaración, vemos que en el último año el total de campamentos apenas cambió (hay 1 campamento menos), mientras que en los últimos cinco años surgieron 35 nuevos campamentos y aumentaron en 8.608 el número de familias que viven en ellos. ¿Creemos en el derecho a la vivienda? Sí. ¿Llegan las reformas a los campamentos? La verdad es que al final del día, lamentablemente, no.

Es evidente que las reformas y medidas adoptadas por el Estado no están haciendo frente de manera efectiva a la problemática de injusticia que se vive en los campamentos. Y nos apena profundamente, porque como planteé al principio, estamos convencidos de que la única manera en la que nuestro país pueda transformarse es con grandes cambios. Esperamos que estas logren llegar a las familias más vulneradas y no dejemos nuevamente en el papel este sueño compartido, haciendo reformas que no dan el ancho y que no vinculan en la discusión a los principales afectados.

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