Papudo: cómo el cáncer inmobiliario puede destruir un balneario
De aprobarse este proyecto de plan regulador pro inmobiliarias, será la muerte del balneario. Habrá perdido todos sus atractivos, el paisaje será destruido y el colapso de playas, calles, aguas y servicios será definitivo.
Óscar Mercado es Director del Programa de Sustentabilidad UTEM
Papudo, el hermoso balneario de playa y paisajes está sufriendo cambios drásticos que poco a poco merman su esencia: el paisaje natural y su espíritu de balneario tradicional, amable y acogedor. A partir de una explosión inmobiliaria, a raíz de un plan regulador de 1969 que poco protege el lugar, y de la mirada complaciente de las autoridades, ya no es el paisaje natural de dunas que adornaba el sector norte, ahora es un muro de edificios que avanza semana a semana; su anfiteatro natural de cerros y quebradas ha perdido su naturalidad tras el primero de muchos proyectos inmobiliarios que buscan llenar de caminos cuanto cerro sea posible.
También, se perdió el encanto de transitar tranquilamente, las congestiones son pan de cada día en las playas, paseos, calles, comercios. Sin duda, Papudo está saturado.
Curiosamente, todo esto lo reflejan los antecedentes del proyecto de plan regulador que la municipalidad intenta aprobar, y que pareciera buscar que una comuna de 7.000 habitantes pase a soportar cerca de 40.000 en menos de 30 años. La lógica parece no ser parte del proyecto de la municipalidad.
Todo indica que la comunidad, y los mismos antecedentes del proyecto no buscan un balneario aún más colapsado; pero el proyecto de plan regulador propone el doble de hectáreas para una segunda vivienda que para las realmente necesarias primeras viviendas. Esas segundas que pretende el plan terminarán de acabar con el entorno paisajístico y definitivamente colapsarán el balneario que dejará de ser lo que hoy aún es.
El cáncer inmobiliario ha colapsado Papudo; de aprobarse este proyecto de plan regulador pro inmobiliarias, será la muerte del balneario. Habrá perdido todos sus atractivos, el paisaje será destruido y el colapso de playas, calles, aguas y servicios será definitivo.
¿Existe una necesidad real de seguir dando cabida a segundas viviendas? La comunidad, los mismos antecedentes del plan y el buen juicio dicen lo contrario, entonces, cabe preguntarse ¿quién definió que debe extenderse el terreno para las segundas viviendas? ¿La consultora, a sugerencia de autoridades municipales? Pareciera ser la única razón.
Entonces, el cuestionamiento es otro: ¿Por qué las autoridades municipales buscan una comuna saturada que siga perdiendo sus atractivos? Difícil de comprender, salvo que otros intereses sean más poderosos que el bien común para quienes deciden. Ahora que estamos en la etapa final de aprobación del plan, esperemos que se dé voz a la ciudadanía, para incluir en el plan sus reales aspiraciones y no se pierda la esencia del balneario.