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8 de Octubre de 2024

Educación Técnico Profesional y movilidad social

Aun cuando en Chile siempre se ha hablado de la importancia de la educación vocacional, las políticas han incentivado más la educación universitaria. Sin embargo, a raíz de la mayor cobertura de la educación escolar y superior, la formación técnica profesional en la enseñanza media dejó de ser la opción para ingresar al mundo laboral inmediatamente después de egresados.

AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Mariana Aylwin

es Profesora de origen, política por vocación y a mucha honra. Directora Corporación Educacional Aprender.

Más de 900 liceos imparten la modalidad técnico-profesional en la enseñanza media (terceros y cuartos medios), representando el 40% del total de la enseñanza media e involucrando a 6.500 profesores. En la educación superior, los estudiantes de los Centros de Formación Técnica (CFT) y los Institutos Profesionales (IP) representaron cerca del 35% de la matrícula el año 2022.

Aun cuando en Chile siempre se ha hablado de la importancia de la educación vocacional, las políticas han incentivado más la educación universitaria. Sin embargo, a raíz de la mayor cobertura de la educación escolar y superior, la formación técnica profesional en la enseñanza media dejó de ser la opción para ingresar al mundo laboral inmediatamente después de egresados. El 75% de los estudiantes de esta modalidad desean continuar estudios superior. Desgraciadamente la gratuidad ha impactado en una disminución del interés por la continuidad en la educación TP o IP. El raciocinio parece ser “ya que hay gratuidad en ambos sistemas, mejor me voy al universitario”.

Lo que no está visibilizado es que actualmente la educación técnica superior (2 años) y la profesional sin grado (4 años) tienen un retorno más rápido en término de remuneraciones y mayor que la educación superior universitaria.

Un reciente estudio realizado en Inacap (Venegas, Flores, Muñoz, Zúniga, Valenzuela) siguió la trayectoria de 50 mil estudiantes que estaban en segundo medio en 2012 contrastándolos con las bases del Ministerio de Educación de titulados de la educación superior entre 2015 y 2021. El estudio incluye información de los padres, región y sexo, nivel socioeconómico. Concluye que, la gran mayoría de los estudiantes que son primera generación con estudios superiores, estudiaron en Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales. Entre ellas,las instituciones con mayor número de titulados de estas características fueron Inacap, Duoc , AIEP y Santo Tomás . Los IP y CFT titularon más personas que con ello, superaron el nivel educativo de sus padres (57% vs 43%). En el caso de Inacap, el 65% de los estudiantes registraron una movilidad social ascendente al comparar su nivel socioeconómico al ingreso y un año después de haberse titulado.

Por su parte, otro estudio Impacta de Inacap ( Zúñiga, Venegas, Donoso, 2023) hace una comparación referida al beneficio económico de la educación superior TP en relación a la educación universitaria , estratificando a las instituciones conforme a sus puntajes de ingreso (PDT, 2022). El retorno de los beneficios es más rápida en los CFT e IP que en las universidades que matriculan estudiantes de características similares (instituciones que reciben estudiantes con bajos promedios) . Aunque ello también se relaciona con el promedio de años de estudio (menor en el caso de los CFT e IP), el estudio muestra que, en el caso de los IP, el beneficio es mayor incluso a los 20 años. Hay por cierto diferencias entre carreras, por ejemplo en áreas de salud y bienestar las universidades marcan mayores diferencias con los IP y CFT

El estudio también destaca que los CFT e IP son los que reciben menores recursos por gratuidad, y por ende, los que reciben menos recursos públicos.

Todos estos cambios han impulsado nuevas estrategias desde las políticas públicas. La más importante es el Marco de Cualificaciones (2021) elaborado conforme a la nueva Ley de Educación Superior (21.091) . Con ello se formaliza y se obliga a establecer trayectorias laborales más flexibles, que hagan posible la continuidad de estudios entre los distintos niveles educativos, así como también el reconocimiento de las competencias adquiridas en el trabajo.

Lo cierto es que- conforme a mi experiencia y más allá de los estudios que lo confirman- la educación TP representa hoy una gran opción para formar en las habilidades y competencias necesarias para asumir los grandes cambios de la sociedad, especialmente en el ámbito del desarrollo tecnológico, con la ventaja de ser un nuevo e importante impulso para la movilidad social. La evidencia demuestra que tiene una retribución económica que impacta en la condición socioeconómica de los estudiantes de familias de menores ingresos, que son las que buscan acceder a estudios superiores con la expectativa de cambiar su posición social y sus condiciones de vida. Ello justificaría que el país pusiera mayor foco, recursos y excelencia en ella.

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