Gratuidad, Beca Vocación de Profesor y déficit docente: un nuevo reto de la formación pedagógica
La Beca Vocación de Profesor (BVP) ha sido clave en la formación de profesionales en el ámbito educativo. Sin embargo, su asignación también ha reflejado una tendencia de feminización en las carreras de pedagogía, donde la mayoría de los beneficiarios son mujeres.
Valentina Gran es directora ejecutiva de Fundación por una Carrera.
La implementación de la gratuidad en la educación superior ha sido crucial para construir un sistema inclusivo, permitiendo que miles de jóvenes accedan a una carrera sin las barreras económicas que históricamente han limitado sus oportunidades.
Sin embargo, esta política, aunque valiosa en sus objetivos, ha traído consigo desafíos que impactan directamente la formación de futuros docentes, un aspecto central para el desarrollo del país. Uno de los efectos más evidentes es la disminución en la relevancia de la Beca Vocación de Profesor (BVP), instrumento que fue esencial en su momento para motivar la entrada de estudiantes al campo de la pedagogía, carrera estratégica para el desarrollo de cualquier nación y que en Chile toma particular relevancia.
Desde su creación, la BVP ha experimentado una disminución alarmante en su asignación, pasando de beneficiar a 3.252 estudiantes en su primer año a solo 1.398 en 2023. Esto es una reducción de un 53%. En paralelo, la gratuidad ha ampliado significativamente la cobertura de beneficios para estudiantes de pedagogía, alcanzando al 64% de estos, frente a menos del 10% que representan hoy los beneficiarios de la BVP.
Esta reducción ha tenido como consecuencia que el interés por las pedagogías disminuya, alentando en cambio la preferencia por otras áreas profesionales. El resultado es un déficit creciente de docentes calificados, que según Elige Educar podría alcanzar los 26.000 para 2025, afectando particularmente a regiones como Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo, y disciplinas como Historia y Geografía, Ciencias Naturales y Educación Básica.
Este déficit se ha intensificado en 2023, cuando la educación parvularia se suma a la lista de pedagogías con escasez crítica de profesionales. La situación es aún más preocupante considerando la alta tasa de deserción: 6.000 educadoras de párvulos han abandonado el sistema educativo, y un 67% de los educadores encuestados por el Ministerio de Educación manifiestan intenciones de dejar la profesión.
Esta tendencia, además de debilitar la oferta educativa, refleja las dificultades del sistema para retener a quienes dedican su vida a la enseñanza, problema que no podemos obviar.
La Beca Vocación de Profesor (BVP) ha sido clave en la formación de profesionales en el ámbito educativo. Sin embargo, su asignación también ha reflejado una tendencia de feminización en las carreras de pedagogía, donde la mayoría de los beneficiarios son mujeres. Esta situación limita la diversidad en los perfiles de futuros docentes, ya que solo el 38% de los matriculados en estas carreras son hombres.
La percepción de que la pedagogía no es una opción viable para quienes buscan mayores incentivos económicos o estabilidad laboral puede estar afectando la decisión de los hombres al elegir su futuro profesional.
Para enfrentar esta problemática, es necesario revalorar el rol de la Beca Vocación de Profesor dentro del ecosistema de financiamiento para la educación superior. Nos debemos preguntar: ¿cómo ha influido la gratuidad en la BVP y qué otros beneficios podría ofrecer esta beca para garantizar la sostenibilidad de la carrera docente en el país? Quizás necesitamos repensar la gratuidad y su impacto en la formación de docentes, considerando cómo esta política ha transformado el acceso y la percepción de las carreras de educación.
Un enfoque renovado podría incluir no sólo una revisión de la BVP, sino también la implementación de programas de retención laboral y apoyo psicosocial para los docentes en ejercicio. Estas iniciativas podrían ayudar a mejorar el panorama de la educación en Chile, asegurando así una oferta pedagógica diversa y de alta calidad, que responda tanto a las necesidades del sistema educativo como a la vocación y bienestar de quienes lo integran.