Podemos convertir el dolor de la pandemia en una carrera hacia un futuro más saludable
Las empresas, los inversionistas y los líderes locales responsables de la mitad del PIB mundial se están recuperando del Covid-19 comprometiéndose a alcanzar cero emisiones.
Nigel Topping y Gonzalo Muñoz es Muñoz es High Level Champion de Cop25 y Topping es High Level Champion para la Cop26.
Hoy en día, más de mil empresas, inversionistas, ciudades y gobiernos, responsables de más de la mitad del PIB mundial y de la cuarta parte de las emisiones de carbono, se comprometen a reducir a cero las emisiones que provocan el calentamiento del clima a mediados de siglo a más tardar.
Es una responsabilidad monumental la que estos líderes deben asumir. Se produce en medio del peor colapso económico desde la Segunda Guerra Mundial, ya que muchos países siguen luchando con sistemas de salud pública sometidos a presión, cuarentenas, aumento del desempleo y la caída del precio del petróleo.
Pero entienden que es el momento de reconstruir una economía sana que sea más resistente a las crisis futuras, ya sea por pandemias, inundaciones o incendios forestales. Entienden que una recuperación basada en la ciencia es el camino para revivir la economía, aumentar la productividad y proporcionar seguridad laboral.
Por ello, los líderes de los sectores más afectados, como el gigante de la aviación, el transporte marítimo y ferroviario Rolls-Royce, el minorista de moda H&M y la empresa de alimentos, bebidas y hostelería Diageo, están situando los nuevos planes de emisiones netas cero en el centro de sus esfuerzos de recuperación del Covid-19. Es por eso que Telefónica, propietaria de las marcas de telecomunicaciones europeas y latinoamericanas Movistar, O2 y Vivo, está trasladando su objetivo de emisiones netas cero a 2030, a partir de 2050, y que la mayor empresa de alimentos y bebidas del mundo, Nestlé, está acelerando el cambio a la agricultura regenerativa.
Estos gigantes se encuentran entre los cientos de empresas, inversionistas, ciudades y países que están forjando el camino hacia una nueva normalidad, al lanzar en el Día Mundial del Medio Ambiente, la campaña “Race to Zero”. La Carrera a Cero movilizará a los actores de todo el mundo en pro de una recuperación saludable, resiliente y libre de emisiones y establecerá un punto de referencia sobre la innovación y la ambición necesarias en la COP26 del Reino Unido en noviembre de 2021.
El retorno a la vieja normalidad nos dejaría susceptibles a riesgos cada vez mayores, desde pandemias nacidas de nuestra invasión de la naturaleza, pasando por el clima extremo alimentado por el cambio climático, hasta el colapso del mercado en el “momento Minsky”. La nueva normalidad aprovechará las transformaciones que el Covid-19 ha desencadenado y acelerará el cambio a una economía descarbonizada que limite el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.
Las empresas, los inversionistas y las ciudades están liderando este cambio a pesar de las recientes pérdidas. Un ejemplo claro: Rolls-Royce. La industria de la aviación se ha visto muy afectada por la pandemia, con los aviones en tierra. Sin embargo, Rolls-Royce tiene claro que, para reconstruir y crecer, la aviación debe y puede convertirse en un sector de cero carbono, y que la canalización de su capacidad en tecnología industrial hacia ese objetivo impulsará la competitividad de la empresa.
Los alcaldes de las grandes ciudades de todo el mundo -entre ellas Los Ángeles, São Paulo, Ciudad de México, París, Seúl, Freetown y Tel Aviv- se han comprometido a reconstruir de manera que se mejore la salud pública, se reduzca la desigualdad y se aborde el cambio climático.
Además, unas 155 empresas de 33 países, con más de 2,4 billones de dólares de capitalización de mercado y 5 millones de empleados, están instando a los gobiernos a alinear su ayuda para la recuperación de Covid-19 con el límite de 1,5 grados. Más de 90 grandes empresas francesas están pidiendo a París que dirija gran parte de su financiación para la recuperación a la transición ecológica; más de 60 grandes empresas alemanas están pidiendo a Berlín que vincule su ayuda relacionada con el coronavirus a la acción climática; y los CEO miembros de la Comisión Internacional de Transición Energética han pedido una serie de medidas de recuperación no contaminantes, incluida la eliminación gradual de los vehículos con motor de combustión en 2030.
Algunos legisladores están respondiendo. La Comisión Europea propuso la semana pasada el paquete de recuperación más sostenible del mundo, con medidas que incluyen 20.000 millones de euros para impulsar las ventas de vehículos eléctricos en dos años, 91.000 millones de euros para renovar la aislación de edificios, paneles solares en los techos y calefacción renovable, y 40.000 a 60.000 millones de euros dirigidos a los trenes de emisión cero. Francia condicionó su préstamo de 7.000 millones de euros a Air France a que se pusiera fin a algunos vuelos nacionales y se hiciera “respetuosa del medio ambiente”.
Estos son ejemplos alentadores de liderazgo, pero ahora necesitamos que otros se sumen a ellos. Porque abordar las crisis del Covid-19 y del clima simultáneamente impulsará una recuperación más rápida y sólida.
Según McKinsey, la inversión en infraestructuras resistentes al clima junto a la descarbonización, crearán nuevos y mejores empleos a corto plazo, al tiempo que protegerá la economía. Los tipos de interés casi nulos de hoy en día hacen que éste sea el momento perfecto para dar el salto.
Invertir en proyectos de bajo carbono también tiene sentido desde el punto de vista financiero para los gobiernos, ya que, como se desprende de una encuesta realizada entre funcionarios de los bancos centrales, de los ministerios de finanzas y otros expertos en economía de los países del G-20, esto puede generar tasas de rendimiento más elevadas y crear más empleos que las inversiones en proyectos contaminantes. Entre ellos se incluyen la producción y almacenamiento de energías renovables, la modernización de edificios, la educación y la capacitación en industrias de bajo carbono para los desempleados, la regeneración de la naturaleza y la agricultura resiliente.
Esta dolorosa pandemia nos ha brindado la oportunidad de construir una economía resistente, más capaz de soportar los desafíos que el cambio climático nos plantea. Si dejamos pasar eso, las pérdidas ocasionadas por el Covid-19 habrán sido en vano.
El mundo acordó embarcarse en la carrera hacia las cero emisiones en 2015, con el histórico acuerdo climático de París. Ahora el Covid-19 ha dejado claro que si ponemos la salud pública en el centro de cada decisión, esto conducirá a sistemas de salud más fuertes, a un aire más limpio y a una mayor resistencia a las sequías, las inundaciones, el calor extremo y las pandemias. Y nos ayudará a hacer realidad la promesa de 2015.
Únanse a RaceToZero.